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Una Práctica de Yoga Centrada en la Respiración

Respiración y yoga

Respirar parece simple, sin embargo, cada uno de nosotros vamos desarrollando patrones únicos de respiración, es decir que somos creadores de un patrón que tiene sus propios matices de restricción.

Generalmente, nuestra forma de respirar comprende estrategias artificiales que nos ayudan a lidiar con los eventos cotidianos de la vida, pero que van afectando nuestra salud.

Como maestros de yoga, nos encontramos con que los alumnos que llegan a nuestras clases muestran patrones restringidos de respiración, o al contrario, patrones exagerados de respiración.

Eso me ha llevado a darme cuenta que mi primera tarea como maestra de Yoga y de Educación Somática, consiste en, no necesariamente enseñar a la gente a respirar, sino en apoyar un proceso inicial de desmantelamiento de procesos artificiales de respiración, es decir, en liberar la respiración esencial.

Una respiración saludable es aquella que nos permite responder adecuadamente ante las diversas emociones que nos provoca la vida: enojo, miedo, tristeza, depresión, impaciencia, culpa o remordimiento, incluso aburrimiento.    

Es verdad que cada una de esas emociones, incluyendo las emociones positivas están acompañadas de distintas expresiones, ya sea inhalaciones superficiales, exhalaciones intensas, respiraciones irregulares o espasmódicas, respiraciones carentes de coordinación, sofocantes o restrictivas, o aquellas que si son profundas, cómodas y energetizantes.

Sin embargo, una de las mas valiosas enseñanzas de yoga comprende, entender que ni nuestras emociones, ni nuestras respuestas ante ellas, están fuera de nuestro control.

Como la práctica de yoga está asociada con “querer ver”, con vidya, con ser capaces de ver mas allá de lo aparente y consensual, la principal maestría que queremos cultivar a través de nuestra práctica, es la de ser capaces de ver aquello que solemos pasar por alto, ser conscientes de aspectos que solemos vivir inconscientemente.  

Hoy en día se sabe, a través de estudios científicos, que la habilidad física para mantener nuestra salud, o incluso para curarnos, está acompañada de la capacidad para cultivar estados mentales y emocionales que favorezcan la producción de neuropéptidos que apoyen a nuestro sistema inmune.

Ser testigos de nuestros patrones de respiración es la primera estrategia a practicar para asumir un papel protagonista en nuestra salud física y mental.

Los expertos en respiración consideran que hay muchos patrones de respiración profundamente dañinos, uno de los mas significativos es la hiperventilación. Durante este patrón, el balance entre oxígeno y dióxido de carbono está alterado y por consiguiente, se ha perdido el balance entre lo que los yoguis llamamos prana y apana.

La práctica de técnicas de pranayama simples pueden ser mucho más significativas de lo que pensamos, para corregir patrones de respiración alterados. Lo primero que queremos es recalibrar la forma en que respiramos nosotros mismos, para modelar una buena respiración para nuestros alumnos, pues ellos imitarán, inconscientemente, nuestros patrones de respiración.

Lo que nos interesa primordialmente es volver a poner al practicante en contacto con su propia respiración, y el camino mas directo para lograrlo es conducirlos a que sincronicen respiración y movimiento, ya que justo es durante los movimientos que realizamos en la práctica donde descubriremos como nos relacionamos con nuestra propia respiración. Al modificar la manera en que respiramos durante la práctica, favoreceremos como respiraremos durante nuestras actividades cotidianas, a lo largo del resto del día.

En el momento en que practicamos sincronizar la respiración con los diversos movimientos que nos conducen a las asanas, descubrimos de una manera directa, quien domina: la mente o el prana; y podremos descubrir hábitos impulsivos que muchas veces nos habían resultado invisibles hasta que vemos lo complejo que nos resulta esa sintonía o esa danza entre movimiento y respiración.

Nos damos cuenta que las asanas no son exclusivamente la forma final de las posturas, sino que se nos vuelve significativa la manera en que entramos, salimos y permanecemos en ellas, y solo así se nos revela el poder de las pausas como transiciones poderosas que contribuyen a cambios fisiológicos reales en nuestra manera de respirar.

Desmantelar patrones de tensión corporales, a partir de sincronizar respiración y movimiento, es la forma mas directa de modificar estructuralmente los hábitos de tensión.

Cuando nuestros alumnos logran volver a entrar en contacto consigo mismos, a través de la danza de la respiración, la propia sabiduría corporal los guía y se van deshaciendo paulatinamente los hábitos que nos tienen atrapados.

Pranayama, visto como el arte de entrar en relación con nosotros mismos, debe iniciar como un elemento de calma y relajación, capaz de trasladarnos de un estado mental activo a un estado receptivo y de percepción refinada.

Solo ahí podremos conducir al practicante a salir de ese estado tan familiar para la mente, que es el de comando, y a cambio de ello poder afinar la escucha, dar espacio a las sensaciones, y principalmente cultivar la capacidad para descubrir vivencialmente el mecanismo fisiológico de la respiración. 

Sintonizarnos con la respiración, comprende ser capaces de vivir la experiencia, en lugar de dirigir la experiencia. No tenemos que decirnos a nosotros mismos lo que tenemos que sentir, mas bien seremos capaces de observar el efecto que tiene “ser uno” con nuestra propia respiración, descubriremos el efecto que tiene amigarnos con nosotros mismos para vivir en un estado de mayor plenitud.

Por Rosemary Atri.

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