Hace cinco años escribí un artículo donde utilicé las palabras “primitivo” y “fascinante”, describiendo la reacción que tuve, al enterarme que los Purepechas (indígenas nativos del Centro de México), utilizaban un método muy peculiar para predecir el futuro. Ellos, colocaban arañas en un cuenco de agua (recién obtenida de un manantial). Sin duda, intuían que somos vórtices en el agua del espacio, que todo lo que ocurre, son vibraciones que se extienden y propagan en el campo universal. Ahora me doy cuenta, que practicaban una forma de Samyama (conciencia yóguica). Conforme a la ciencia milenaria de la India, el agua se origina en el espacio y en forma poética y melódica, lo demuestran en el APAM PUSHPAM, un mantra donde todos los elementos, planetas y fuerzas naturales, son solo flores en el agua; así, nos damos cuenta como ya desde los Vedas que fueron escritos hace más de 5,000 años, se enfatizaba que el origen del agua no era terrestre. De hecho, todos los mantras, son canciones de las aguas y al escucharlas con atención, se puede atisbar el flujo y en sus “olas”, percibir la paz. Junto al agua (apa en sánscrito), está la luz (jyoti), ambos son los elementos más relevantes de la creación e incluso se menciona, que la luz se toca a si misma en el agua. No es coincidencia que 2/3 partes del planeta y 2/3 partes de nuestro cuerpo físico, estén constituídas por agua. Conforme a la filosofía del Ayurveda (la ciencia de la vida), en el dosha (biotipo) pitta, el agua está combinada con el fuego y en kapha, con el elemento tierra. Si quieres saber más sobre lo que esto significa, te invito a que consultes mi página en internet.
Dentro de este paralelismo ancestral, la mayor parte de las culturas mesoamericanas, entre ellas la mexica, creían que la lluvia era producida por los tlaloque, una especie de dioses que vivían en los cerros. Se creía incluso que tenían una personalidad propia, pues eran los responsables de hacer llover y tenían poderes sobre los otros elementos. Por eso es que en las representaciones gráficas del agua, como en el Códice Boturini, el agua sale del vientre de la montaña y en el Códice Mexicano, el agua sale de un agujero.
Diversas leyendas orientales, nos hablan de las aguas sagradas (río Ganjes) que fluyen de la Diosa de la Montaña (Lakshmi) y en algunas meditaciones, se promueve el alejarse de los sentidos, clavándose hacia el interior de uno mismo, como si se estuviera uno ahogando, hasta que se logra encontrarse al UNO. También, en los planos existenciales se hace el símil de una sucesión de montañas, teniendo cada una un lago a sus pies. Y solo las más elevadas, tienen las aguas más puras. Por ello, el pensamiento védico contempla tres formas de aguas: la terrestre, la atmosférica y la celestial. Siendo esta última la clave, ya que el universo es una serie de olas que mantienen en continuidad a las aguas terrestres, atmosféricas y del más allá. En realidad, el principio y el fin, son puntos en el mar de lo eterno.
En nuestra forma densa, somos agua limitada por piel y energetizada por prana (energía) y agni (fuego). Para descubrir la fuerza interna del universo, podemos también tomar en consideración, las aguas en los centros de energía corporales, que se manifiestan de la siguiente manera: en el segundo chakra (swadhisthana), como una media luna, es el agua de la creación. En el cuarto chakra (anahata), están las aguas de la conciencia y en el séptimo chakra (sahasrara), está la ambrosía o aguas de néctar (amrit).
“La Ola”, obra muy conocida del arte japonés que tiene de fondo al monte Fuji, ha sido estudiada hasta el último detalle y se ha encontrado que su gran impacto, estriba en el hecho de que la espuma de esa agua imaginaria, son fractales pintados magistralmente.Proveniente del mismo país, en forma reciente, el Dr. Masaru Emoto ha puesto de manifiesto con sus investigaciones “la capacidad emocional” del agua. En sus experimentos cuando pone agua con el mensaje: “LOVE” o palabras similares de índole positiva (en diferentes idiomas), el agua se modifica estructuralmente cristalizando en formas celestiales, asombrosas o como se dice en Argentina…¡espectaculares!
Mi maestro, Pandit Vamadeva Shastri, recomienda desde el punto de vista ayurvédico, hacer una conexión con el agua intrínseca del organismo, para promover su imperceptible fuerza nutriente. “Debes meditar en la capacidad sanadora del agua y así, podrás transformar su total acción.” Dicha recomendación, le sería de gran utilidad a quiénes en Estados Unidos, han desarrollado cáncer en vejiga por consumir agua de la llave. Me pregunto si quizás en los últimos tiempos, no hemos estado intentado restituir salud al cuerpo, buscando “perlas de sanación” en mares pantanosos. Y hablando de mares, incluyamos en la meditación “las aguas del planeta”. Solo así cambiaremos el karma, porque el karma puede ser gratificante dentro de la dualidad. Meditar para nuestro cosmos interno y el externo, añade a la conciencia de masa porque eleva y engendra cambios positivos.
“CONOCE SIN VIAJAR, VE SIN MIRAR, REALIZA SIN HACER” (principio Zen)
En México, en el lenguaje popular se dice “aguas”, cuando se quiere llamar la atención sobre algo específico. En tanto que en los Vedas, se utiliza como sinónimo de espacio o éter. Esta es una muestra de cómo podemos relacionar la importancia del agua con nuestros cinco sentidos. Porque claramente comprobamos, que a través del sentido del oído, el agua se manifiesta en algo audible y provoca estado de alerta, o como en la sabiduría mántrica, promueve la calma con un suave y rítmico golpeteo. La esencia del H2O, se plasma en el arte y es nuestra visión, la que lo detecta en la pintura de “la ola”. El gusto en la lengua, funciona gracias a la saliva. El olfato se empapa del rocío y el tacto se purifica con el baño.
En nuestro organismo, hay miles de circuitos invisibles que conducen el prana, la energía vital que actúa como un hilo invisible entre los cuerpos (físico, mental, espiritual, energético y astral), que conforme a los Upanishads, son los envoltorios (koshas) nutridos por el universo.
En la era del nuevo sol que se aproxima, es menester hacer un balance del conocimiento personal. Si ampliamos nuestros límites establecidos (por la mente, la sociedad, etc.) estaremos expandiendo la conciencia. No le pongas freno a tu grandiosidad.
El día mundial del agua, debería ser todos los días. Restituyamos la ciencia del amor, como un constructor para vivir en paz. Conservemos los medios de existencia, comprendiendo la esencia de la creación. No hay que extraviarse, escuchemos amorosamente a los guardianes custodios de los cinco elementos.
La fuente de las aguas, es la divinidad y el corazón interno.
El agua es vida, el agua es emoción, el agua tiene vida.
Desde el manantial de mi alma. OM SHANTI
Consulta: www.ayurvedalinwu.com
El nombre espiritual de la autora es Sharada. Química-fármaco-bióloga. Certified Water Specialist III. Yogui Siromani de Vedanta Forest Academy. Health Educator en Ayurveda y yoga del American Institute of Vedic Studies. Su formación está vinculada con las enseñanzas de: AOBO, Indra Devi, Sri TKV Desikachar, Swamis Sivananda y Vishnu Devananda. Fundación de Salud Ayurveda Prema-Gujarat Ayurved University. Reiki Master. Actualmente, es maestra de yoga en el Centro Sivananda de Buenos Aires. Imparte talleres en México y Argentina sobre el YANTRA DEL RESPLANDOR ®.
WC&P Magazine. March, 2001
Tortolero Villaseñor Alejandro. El agua y su historia: México y sus desafíos hacia el Siglo XXI. Siglo XXI editores. México, 2000.
Ver internet: Hokusai-the wave
www.astronomy.swin.edu.au/PaulBourke
www.masaru-emoto.net
Dr. David Frawley. Ayurvedic Healing. A comprehensive guide. Lotus Press, U.S.A. 2000
Reynolds, Kelly. On Tap: Tap Water linked to increase in bladder cancer. WC&P magazine. July, 2006