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Asana: Propuesta de neutralidad

¿Qué hay en una postura?
Cuándo lees o escuchas una noticia tendenciosa sucede una de dos: o te dejas llevar por el sensacionalismo transmitido o decides no creerlo del todo y buscas otras fuentes para entender el contexto de la noticia. En cualquier caso, estás adquiriendo una postura, ya que esta te permite definirte en relación a lo que percibes.

Las posturas de yoga no son tan diferentes a las ideológicas. Cuando asumes una postura de yoga (asana) también te defines en relación al espacio y a tu estado interno. Pero esta tiene un alcance más profundo: mientras que la postura ideológica la asumes para dirigir tus pensamientos, la de yoga constituye en sí una propuesta para que el cuerpo físico se asiente y entonces de cabida a que tus pensamientos hagan lo mismo. En otras palabras, la primera activa tu mente mientras que la segunda la invita a descansar.

¿Y por qué queremos descansar la mente?
Bien sabemos que una mente vertiginosa es contra producente para percibir con claridad, pero también lo es una mente obstinada que se ha fijado en una idea, convirtiéndola en realidad. La única forma en que información nueva puede ser integrada en nuestro entendimiento es mediante una mente descansada, vacía y lista para percibir. Al procurar un estado neutro, la información que entra y sale con libertad de nuestra mente puede ser procesada con facilidad.

¿Cómo contribuyen las posturas a este estado? Permíteme ilustrarlo con un ejemplo. Cuándo te dispones a practicar la postura del triángulo (trikonasana) hay toda una serie de consideraciones que entran en juego: el ángulo de los pies para que tu estructura se acomode eficientemente, la distancia entre pies para equilibrarte mejor, la repartición pareja de peso entre ellos para que te sientas estable, el desfasamiento de tu centro de gravedad al entrar a la postura para seguir transmitiendo una carga pareja hacia los pies, el apilado correcto de tu estructura para una bajada de cargas más directa hacia los pies, un torso amplio para facilitar el flujo de tu respiración, etc… Y en todo esto, la idea central es conservar un estado general relajado.

¿Es compatible uno con el otro? ¿Es posible observar tanta minuciosidad y mantenerse relajado a la vez? Absolutamente sí, siempre y cuando se le permita al cuerpo hacer el trabajo, sin que la mente intervenga. Es decir, el cuerpo siempre va a tender hacia el equilibrio de forma espontánea, de manera que todas las consideraciones arriba mencionadas, se acatan por sí solas en el transcurso de quizá una fracción de segundo. Así de sabio es el cuerpo. Nuestro trabajo como yoguis es crear las condiciones para dejar ser al cuerpo: nuestra mente solo pone la propuesta (la postura) y lo demás es seguir con nuestra atención el desenvolvimiento del cuerpo hasta que se sepa neutro. Si el cuerpo se sabe neutro, la mente asume el mismo estado. En otras palabras, practicar posturas es otra forma de meditar. ¡Yo te invito!

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