Carta abierta al Sangham

¡Jay Ram! ¡Qué afortunados somos de practicar yoga! Estamos llegando a la recta final de un año más. Cada vez es más frecuente escuchar que las cosas no van bien. Basta con abrir un periódico y uno se encontrará con noticias sobre inseguridad, violencia, desempleo y crisis económica. Y con tantas ocupaciones, compromisos, agendas llenas, olvidamos lo maravilloso de vivir en el hoy. Por eso la práctica del yoga se vuelve tan importante en estos tiempos: nos recuerda constantemente el gozo de vivir en el  momento presente. Cuando entras en una postura no hay mañana ni ayer. Tu atención y punto de enfoque está en ese instante de equilibrio, respiración y alineación. Cuando meditas, no hay preocupaciones por lo que vendrá ni resentimientos por lo que ya ocurrió, sino que vives en un hoy eterno. Y si bien es cierto que no podemos cambiar ni controlar lo que sucede afuera, si tenemos el poder de observar nuestro estado interno. Depaak Chopra dice que "cuando tomamos una decisión construimos nuestro futuro". Y en este sentido ha sido inspirador el trabajo y las acciones de varios yoguis y yoguinis que a lo largo del año, con su disciplina, su servicio y su entusiasmo nos han recordado constantemente la grandeza del ser humano.

Aprovechemos estos días para agradecer por compartir la dicha del yoga. Por eso, he decidido escribirles a cada uno de ustedes: maestros, alumnos, practicantes, compañeros de shala. Es mi deseo expresar mi gratitud por estar ahí y ser un pilar importante del sangham, o comunidad de buscadores.
Creo con gran firmeza que el practicante tiene tres sustentos que lo alientan a seguir adelante. El primero tiene que ver con la disciplina. El yoga es de hacer, no de creer. Se trata del "que no te digan, que no te cuenten, ve y yoguea". Quieres cambios en tus hábitos: practica, practica y sigue practicando.
El otro pilar importante son el estudio y la contemplación. Ya que has hecho tuyo el néctar del yoga de la disciplina, aprende a observar los cambios. Comprende que ocurre si practicas determinada postura o si meditas con regularidad. Que tus actos no se vuelvan autónomos, sino acciones conscientes.
Y finalmente, el sangham, esa maravillosa comunidad que hace posible que se abran espacios para practicar, personas que se comprometan con el yoga y compartan sus enseñanzas y, por supuesto, practicantes que hagan posible que el yoga siga vivo.
Tanto si eres nuevo o un practicante con experiencia; si te gusta el Ashtanga Vinyasa Yoga, Kundalini, Anusara o el método de B.K.S. Iyengar; al final, lo que no debemos olvidar es que nuestra práctica es para cultivar un cuerpo sano, una mente en paz y un corazón compasivo.
Gracias los maestros, a los practicantes, a los compañeros que honran con su esfuerzo, se dedicación y su compromiso los espacios en donde se enseña y practica yoga. Ustedes hacen que el yoga se un arte vivo.

Twitter: @omyogahoy