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Combatiendo mi ansiedad hacia la tecnología

Estoy cambiando de Blacberry a iPhone y, a pesar, del sistema amigable de Mac, es inevitable habitar periódos de ansiedad, aprieto la mandíbula entre la transición y la negligencia de una compañía a la otra, pareciera que yo, y no el aparato, soy de su propiedad; mi respiración se agita por estar incomunicada de las redes sociales y mi pie derecho se sacude sin parar al escuchar en persona a mis amigas -¿Está todo bien? ¿Porqué no nos contestas? ¿Todavía existes? ¡Nuestra amiga Mística se desconectó!- Ellas incrementan mi ansiedad por no aparecer en sus whatsapp, por no figurar en la vida de sus celulares.

¿Quién está detrás de esta matrix? ¿Detrás del estimulito electrónico de cada ringtone que va directamente a mi precioso sistema nervioso, alterando mi santa paz?, Cómo cuando a alguien deja prendido su celular, en medio de una clase de Yoga. ¿Quién está detrás de esta permanente sobreestimulación auditiva y de esta sobreexigencia a tener lo último en tecnología y a entender lo último en tecnología, ¿porqué me siento tan ignorante frente a ella? ¿Qué hago con toda esa ansiedad que se gesta al no poder manipular el aparato nuevo y utilizarlo al 10% de su capacidad? ¿Es en realidad un salto evolutivo o retrógado?

Pareciera que es más importante enchufarme al cel, que encontrar un espacio para enchufarme a la energía universal de prana, que además es gratuita, requiere poco espacio y, en mucho menos de 4 horas, recargo mi energía al 100%, además los monopolios no acaparan el tiempo-aire de mi libre albedrío para poder hacer mi recarga. Así que decido darme una tregua, pruebo el ejercicio de desconectarme, total ya vi que en realidad, no pierdo nada, quien me quiera encontrar, me va a encontrar. Trabajando mi adicción al celular, al estar presente en la vida de otros o indagando en la vida de otros, encuentro mis propios antídotos:

1.Contactar con la naturaleza. Decido salir de fin de semana a un rancho, salir a un lugar sin señal, para escuchar el calmante trino de los pájaros vs. el alterante trino tecnológico. El sonido del aire entre las hojas de los árboles, fundiéndose con el de mi propia respiración.

2.Volver al presente. A través, de la meditación, de sentir mi cuerpo, mi propia pulsación. Me siento en postura fácil sukasana (postura fácil) y permanezco en silencio, integrando la textura sonora del exterior, con mi pulsasión interior, y el flujo de mis pensamientos aquietándose.

3.Pranayama. Cuando no puedo salir de la ciudad o no tengo mucho tiempo, coloco un bolster de manera vertical y encima de él una cobija, recargando en alto mi cabeza, me acuesto con las piernas extendidas y el pecho abierto,  encontrando comodidad en la postura. Hago 10 respiraciones, inhalando en 4 tiempos y exhalando en 6. Descanso, y vuelvo a hacer 10 respiraciones, inhalando en 5 tiempos y exhalando en

4. Por último, hago 10 respiraciones, inhalando por la nariz y exhalando por la boca, administrando el aire, a través de mis dientes, como una “zzzzz”… sostenida hasta vaciar todo el aire de los pulmones. Vuelvo a mi respiración normal.

Te invito a que pruebes cualquiera de estas tres formas para trabajar la ansiedad. Quizá, al principio, crecerá el pico de desasosiego, durante el “no hacer”, pero como todo lo que sube tiene que bajar, poco a poco, emprenderás un inevitable descenso de montaña rusa, hacia la más deliciosa sensación de vacío, hacia tu paz interior. Recuerda que toda ansiedad es pasajera, después de 3 días de obligado descanso del celular, empiezo a acostumbrarme a la desconexión, e incluso a sentir una sensación bastante agradable, de libertad y tranquilidad. Decide hoy, hacer tu propia receta, alternando de tanto en tanto, el uso equilibrado del celular, priorizando aquello que es bueno para ti ¡No permitas que el celular sobrestimule tu vida!

Por Gabriela Elea Bárcena

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