¿Alguna vez has sentido la euforia de correr a lado de una multitud, meditar masivamente o clamar una oración dentro de una congregación? Podrás pensar que la persona contigua a ti estará sintiendo lo mismo, al percibir una energía unificada en el entorno, sin embargo, no lo es así, ya que tanto tú como el otro llegó a ese momento en un estado específico y dentro de un proceso personal único. Sólo basta con preguntárselo, si es que este está dispuesto a compartir.
El grupo siempre resulta ser un gran motivador para cualquier práctica, ya sea terrenal o espiritual. Entre más gente practicando lo mismo, resulta más fácil soltar las resistencias que uno mismo se pone para la ejecución de la actividad propuesta. Sin embargo, soltar resistencias no es suficiente. Una vez en la práctica, pueden surgir una serie de cuestionamientos profundos, si uno mismo se lo permite: ¿Qué hago aquí? ¿Estoy aquí por convicción o porque me ha “jalado” el grupo? ¿Cómo me siento hoy, en este preciso momento, haciendo lo que hago? Y así, las preguntas pueden continuar hasta que uno cae en la cuenta de que es un ser único practicando con otros seres únicos.
De ninguna manera desprecio las actividades grupales, pero personalmente recomiendo practicar cualquier actividad grupal también a nivel individual como: salir a correr solo, meditar con uno mismo, entablar una oración personal con D-os, etc. Al ausentarse el grupo, se desvanecen con ello los motivadores externos, y entonces queda uno desnudo, cara a cara con la práctica. Las indagaciones continuarán, cada vez más profundas, hasta que una de dos cosas suceden: o se termina por abandonar la práctica, o se continua, ya que se ha detectado un motivador interno sincero, que lo mantiene a uno indagando y descubriendo continuamente. Ambos resultados son positivos: el primero lo sitúa a uno en una nueva realidad y por ende, se la abre la posibilidad de explorar una práctica diferente y más afín a uno; el segundo se convierte en el regalo más preciado que uno puede recibir: el contacto con la fuente creativa eterna…
Deseo para ti, querido lector, el gozo pleno de tu camino solitario.