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El indestructible ser invisible

Llevo alrededor de 1400 días viviendo en suelo Argentino.

A mi arribo y debido a las circunstancias sociales que vivía el país, no veía extraño que cada vez que pagaba algún artículo con un billete de cien pesos, el tendero(a) extendía el billete frente a su vista y pretendiendo ser Superman con vista de rayos-X, se cercioraba por ese medio u otro, que el billete no fuera falso. Tuvieron que pasar miles de eventos de esta naturaleza, para que me diera cuenta del lado positivo del asunto y no me sintiera yo como una maleante. Aunque la situación económica del país ha dado un giro, la costumbre aún prevalece y la sensación de pertenecer al campo de los malhechores, no me abandona fácilmente. Más aún, estos pobladores que se instalaron a orillas del Rio “de la plata”, le dieron a su país, un nombre que se deriva “de la plata”. A la moneda circulante, le llaman “plata”. Tienen una ciudad costera veraniega, llamada Mar del Plata. Una ciudad próxima a la capital bonaerense, llamada “La Plata” y por supuesto, no podía faltar un equipo de fútbol (aunque sea de segunda división). 
En ocasiones, me he llegado a preguntar. ¿La persona que tengo enfrente desconfía de la moneda que le doy o de la persona que tiene frente a ella? …o sea….¡de mí!

¿Cuál es el pensamiento correcto? ¿Cuál es el mundo que deseo para vivir?
Nunca podemos visualizar algo que originalmente, no hayamos pensado. Si yo anhelo un mundo de confianza mutua y considerando que los malos hábitos, es lo que más cunde..estoy consciente que en igual, mayor o menor medida, eventos como éste, se suscitan en todos los rincones del planeta. Sin exclusión de México (inevitablemente). Sin embargo…les explico como llegué a verle la otra cara de la moneda…

¿Cómo pueden las enseñanzas védicas, ayudarnos a que se nos manifieste la correcta interpretación de actos, que como éste, sacuden fuertemente el cuerpo emocional, día con día?
Paramahansa Yogananda, el gran Maestro que ha sido reconocido como uno de los mayores baluartes espirituales de la época moderna, sugiere que nos percatemos de la forma en que miramos nuestro cuerpo con los ojos abiertos y con los ojos cerrados. De tal forma, que podamos distinguir cómo a pesar de cerrar los ojos, el físico (que está invisible), aún se encuentra ahí. Haciendo que lo invisible, sea real y alejando el pensamiento de que lo invisible es irreal. 
Si nos mantenemos en la disciplina de la meditación, llegará un momento en que podamos deslindarnos completamente de las ataduras del hombre invisible, porque habremos encontrado a nuestro auténtico SER, mediante la unión con lo divino. Solo así, distinguiremos lo maravilloso que es la maquinaria del cuerpo (carne y hueso), del cuerpo secundario de luz (astral) y del cuerpo de ideas (mental). 

EL HOMBRE VISIBLE ES UNA ILUSIÓN. LO UNICO REAL, ES EL HOMBRE 
INVISIBLE DEL INTERIOR.

El pensamiento tiene poder absoluto en la dualidad en la que vivimos, pero lo minimizamos. Y esa fuerza queda flotando en el ambiente. Lo que nos lleva a desechar algunos mensajes que se nos presentan simbólicamente y que obligan a nuestro cuerpo físico, a actuar de una u otra forma. Las tres fuerzas que gobiernan el movimiento, están regidas por sattva, rajas y tamas. La primera, se refiere a la pureza y lo espiritual. La segunda, es la que imprime el movimiento y la acción. La tercera, es la de la quietud. Estas fuerzas se reflejan en todo lo creado, hasta en el alimento que consumimos. Por ello, conforme al Ayurveda y en forma generalizada, los alimentos sátvicos son las frutas y verduras, siendo lo más puro lo que crece más cerca del sol; los rajásicos son las carnes, pescados… y los tamásicos son el alcohol, comida enlatada, etc. La constitución del cuerpo también recibe los efectos de estas fuerzas, proyectándose en los doshas. Pero, necesitamos de las tres fuerzas, ninguna excluye a la otra. Pues están influenciadas, a su vez, por la acción de los cinco elementos (tierra, aire, fuego, éter y agua). Mismos que equitativamente son reflejo del macrocosmos y el microcosmos de nuestro interior.
Por lo anterior, podemos deducir que el camino sátvico, es el que nos lleva a encontrar al ángel humano que podemos llegar a SER. Para ello, es menester que la comida que ingerimos, sea lo más puro posible y no me refiero a la que entra exclusivamente por la boca. Sino, a toda la alimentación que le damos a los cuerpos visibles e invisibles, a través de lo que escuchamos, vemos y oímos. 

Con la correcta actitud, le daremos alivio a “aquello” de la cotidianeidad que obstaculiza nuestro camino, purificaremos y transformaremos nuestro día, a un sagrado presente.
Sin duda, la clave consiste en que logremos con habilidad y destreza, mantenernos conectados todo el tiempo con nuestro SER esencial; pues éste, es sabio, amable, poderoso y radiante de LUZ y AMOR. Así, activamos hacia un pensamiento de bienestar abundante y desactivamos creencias que limitan. Si atraemos el bienestar que anhelamos con la vibración adecuada, lograremos materializarlo.

Desde el manantial de mi alma. OM SHANTI
Consulta: www.ayurvedalinwu.com 
El nombre espiritual de la autora es Sharada. Química-fármaco-bióloga. Certified Water Specialist III. Yogui Siromani de Vedanta Forest Academy. Health Educator en Ayurveda y yoga del American Institute of Vedic Studies. Su formación está vinculada con las enseñanzas de: AOBO, Indra Devi, Sri TKV Desikachar, Swamis Sivananda y Vishnu Devananda. Fundación de Salud Ayurveda Prema-Gujarat Ayurved University. Reiki Master. Actualmente, es maestra de yoga en el Centro Sivananda de Buenos Aires. Discipula del Centro Escuela Claridad en Astrología espiritual y evolutiva. Imparte talleres en México y Argentina sobre el YANTRA DEL RESPLANDOR ®.

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