Todos los Lunes Coaching U 8am-9am  Inscríbete Aquí

Entre el maratón de la Ciudad de México, el conformismo, la gratitud y el yoga

Es muy fácil quedarnos anclados en la nostalgia, vivir en el pasado y remembrar constantemente “extraño cuando tenía la fuerza para viajar, cuando podía desvelarme, cuando trabajaba en una oficina, cuando era más joven, etc.”

Swami Shantananda, en su libro El esplendor del reconocimiento, al explicar el Pratyabhijña-hrdayam, uno de los textos fundamentales del shivaísmo de Cachemira, nos recuerda constantemente la importancia de ser consciente sobre la naturaleza efímera de los fenómenos.

Todo está en constante cambio y lo que creemos en este momento puede variar considerablemente minutos después. Ser testigos de todo lo que ocurre desde esta perspectiva nos libera de un sufrimiento innecesario y amplía nuestra capacidad de agradecer por las bendiciones que recibimos constantemente. Entre ellas, la gran fortuna de contar con un nacimiento humano.

Voy a citar un ejemplo práctico. A finales de agosto se celebra el maratón de la Ciudad de México. Para salvaguardar la integridad de los corredores, las autoridades cierran varias de las principales calles y avenidas de esta urbe. Durante la mañana y hasta las 14 horas, desplazarse en automóvil es prácticamente imposible e, incluso, cruzar al otro lado de la acera se convierte en todo un desafío. Vivo en una zona que, por la ubicación, queda encerrada en un área rectangular.

Ante este escenario, el primer pensamiento que capta mi atención es culpar al gobierno local y a los corredores por no respetar mis derechos de libre tránsito y arruinar mi mañana. Sin embargo, una vez resignado, salgo a caminar por la calle y observo la alegría y el esfuerzo de los maratonistas. Es cuando, además de contemplar cómo se abandonan las diferencias para unirse en el objetivo de completar los 42 kilómetros, soy testigo de que aún se pueden construir ambientes de convivencia llenos de algarabía. Así que no puedo más que experimentar gratitud por haber nacido en un país cuyos ciudadanos pueden convivir armoniosamente a pesar de sus diferencias.

Entonces, ¿fui acaso un conformista por aceptar que mi libertad de tránsito fuese violentada o un entusiasta empedernido por ver “solo el lado bueno de las cosas”? Swami Shantananda explica que “la contemplación desafía los conceptos que tenemos de nosotros mismos y la importancia que nos damos, nuestra lista de obligaciones y nuestros deseos personales”. La pregunta en este momento es de fácil respuesta. ¿Qué crees que me hizo más feliz: enojarme por el cierre de avenidas o atestiguar la alegría de la gente participando en el maratón?

Una de las grandes enseñanzas de Shantananda es “tenemos la oportunidad de crear y recrear, ̶ y crear otra vez ̶, nuestra experiencia de este mundo”. Si actuamos desde la calma, con la conciencia del presente, podremos apreciar lo afortunado que somos. ¿Cuántas veces no te ha ocurrido que en un momento en el que te sientes pleno, acompañado y dichoso, surge de pronto, una nostalgia inexplicable que nos lleva al sufrimiento, como si no tuviésemos el derecho de vivir en contentamiento?

Debo aclarar que no estoy en contra del progreso ni tampoco soy proclive de habitar este planeta como simples tripulantes de un barco sin conocer el puerto al que llegaremos. Desde mi perspectiva, no se trata de ser simples pasajeros de la vida, sino de tomar el timón y establecer un lugar a dónde queremos arribar. Pero esto no significa que en el trayecto vivamos atrapados en la nostalgia del pasado o en la avidez de la incertidumbre del futuro.

En mi caso, por supuesto que, cuando las situaciones no se resuelven con la celeridad que esperaba en esta etapa de emprendedor; llega el anhelo por el pasado que dejé y me asaltan pensamientos como “¿no estaría mejor recibiendo mi salario con seguridad cada quince días? ¿Por qué me metí en esta situación de incertidumbre? ¡Qué feliz era cuando podía planear un viaje a fin de año!”, etcétera.

Si me anclo en estas ideas de un pasado idealizado, es muy probable que la nostalgia me lleve a una depresión y me imposibilite el apreciar que, si bien no podemos controlar lo que sucede en el exterior, podemos relacionarnos de una manera más creativa con nuestras circunstancias actuales, lo que, en el ámbito personal, me ha permitido desarrollar una fuente de ingresos que empata perfectamente mis anhelos personales y profesionales; además de aprender nuevas habilidades, me he vuelto más resiliente al tener que salir de mi zona de confort y me he obligado a ser más innovador.

Pero, sobre todo, me he dado la oportunidad de detenerme, agradecer, cuidar mis recursos y saber que es posible edificar una vida con menos sufrimiento, pero con una mayor sensación de plenitud. Así que, ¿te seguirás quejado por el maratón?

 

Por Daniel Mesino

Artículos relacionados

Alejandro Quiyono

Así es cuando se rompe

Se rompió tu corazón de nuevo, la ilusión estalló, ya no escuchas a los pájaros cantar, y las nubes nublan el pensamiento. Esperabas el cielo

FORTALECE TU CUERPO pre

orem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Fusce rhoncus gravida imperdiet. Nullam eleifend tempor elit in aliquet. Mauris laoreet dolor at mauris finibus gravida.

El Ritual del Buen Comer

La medicina Ayurveda es originaria de la India y su nombre en sánscrito se traduce como la `ciencia de la vida´. Es un sistema de

Scroll al inicio