Trata de formar en tu mente una imagen del espacio infinito de Universo. ¿Algo perplejo? El hombre, aún sin haber formulado razón sobre el concepto de “Universo”, ya se preguntaba acerca de la inmensidad de lo que veían sus ojos: el mar, el cielo, el horizonte, la extensión de la tierra… Ante tanta espacialidad surgió en él la necesidad de ubicarse, una y otra vez, en relación con lo que percibía.
Entonces, el hombre buscó referencias: el movimiento del sol, la luna y los astros fueron elementos útiles para racionalmente establecer puntos cardinales y otras líneas imaginarias para resolver la misma interrogante: ¿Dónde estoy yo?
El lugar de estar siempre está modificándose, debido a que el hombre y la Naturaleza son entes inherentemente dinámicos: el hombre se mueve, los referentes cambian y muchas veces resulta confuso saber quién o qué se desplazó primero…
En su necesidad de encontrar un punto fijo para su percepción el hombre se planteó una pregunta aún más profunda: ¿quién soy yo? Diversas filosofías han ahondado sobre el tema y el Yoga es una que no sólo lo expone, sino se sirve del cuerpo, sometiéndolo a prácticas variadas, para que hombre mismo viva y entienda su esencia, más allá del uso de la razón, la cual es producto de la mente y esta está influenciada por los sentidos, las memorias y las emociones, y por ende, solo capta de forma “empañada” la realidad.
La siguiente pregunta sería: ¿Cómo traemos esta interrogante a las prácticas más comunes y coloquiales de Yoga de la actualidad, como lo son las posturas y la meditación?
El cuerpo (así como la mente) es esencialmente móvil. Desde que es concebido en el vientre materno, nunca ha dejado de moverse. Aún cuándo vemos a un yogui sentado en una postura aparentemente estática, sus funciones fisiológicas, aunque puedan cambiar, continúan su marcha. Y si nos preguntáramos qué pasa dentro de la mente de tal yogui, las posibilidades de movimiento son infinitas.
De la misma manera que el hombre se ha servido de puntos y líneas de referencia para ubicarse en el espacio (¿dónde estoy?), el yogui, quien indaga sobre la pregunta subyacente, ¿quién soy yo?, necesita establecer racionalmente un punto de referencia en su cuerpo físico que se ubique en un lugar desde dónde todas sus partes se puedan relacionar, lográndose así, la integración cabal del mismo, incluyendo a su mente, naturalmente volátil.
Ese sería su centro. ¿Dónde está el tuyo? Eso estaría en ti descubrirlo…
A partir de la conciencia del centro, el cuerpo se mueve, se sostiene y respira de forma integrada, al entrar, salir y sostenerse en una postura (asana). ¿Y qué sucede con la mente? El foco de atención durante la práctica se ha desplazado de la mente misma al centro del cuerpo, liberándose a sí misma de estímulos propios para que poco a poco entre en un proceso de desaceleración. Entonces surge la meditación, ya sea en movimiento ó cuando se coloca el cuerpo en una postura estable. Es en ese estado meditativo dónde se capta lo que la esencia propia tiene para revelar.
¿Te gustaría experimentar tu propio centro y aplicarlo en tu práctica y en tu vida? ¡Permíteme ser tu guía!
El 21 de noviembre a las 15:45hrs., estaré impartiendo la sesión Estableciendo tu Centro en la Expo Yoga, dentro del marco del 11º Encuentro Nacional de Yoga.
¡Nos vemos por allá!