Ha sido un año de mucha incertidumbre, de reinventarnos, de perdidas, de inicios.
Nuestra vida ha cambiado por completo.
El planeta tuvo un gran respiro en la primera mitad del año.
Los cruceros dejaron de contaminar las aguas del mar.
Los animales regresaron a las ciudades.
Los coches dejaron de circular.
Nos dimos cuenta de que no necesitábamos tanta ropa, ni tampoco tener tantas actividades.
A punta de regañadientes aprendimos a estar en casa y a habitarla.
Aprendimos a decir que NO a ciertas cosas.
Aprendimos lo que es verdaderamente importante.
Pero hay mucho por hacer todavía.
Cuando nosotros estamos bien, nuestra circulo cercano también lo está.
En lugar de querer cambiar el entorno, hay que adaptarnos al mismo y hacer un cambio personal.