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La magia de la repetición

Yoga

Hay una frase muy famosa de Sri K. Pattabhi Jois que, más que frase célebre, se ha convertido en una regla de la práctica de yoga en la actualidad: “Practica, practica, practica… todo llegará”.  Existe la idea de que él se refería a la práctica física de asanas solamente, pero él se refería, según mi maestro David Life- quien tuvo contacto directo con él y tuvo la oportunidad de preguntarle-, a las ocho ramas de yoga (ashto- ocho, anga– extremidad o rama). No existe el uno sin el dos, ni el dos sin el tres.

Patanjali, en el primer capítulo de los Yoga Sutras, nos da el “método de dos pasos para alcanzar Yoga”: abhyasa (repetición) y vairagyam (desapego). Específicamente, el yoga sutra 1.12 nos dice: abhyasa vaigryabhyam tan-nirodah. Esto se traduce a: la identificación con las fluctuaciones de la mente se abandona a través de la práctica y el desapego.

Mi maestra Sharon Gannon tiene una frase que me parece muy sabia: “La magia está forzada a surgir a través de la repetición, y la magia no es más que un cambio en la percepción. Percepción de uno mismo y de todo lo que nos rodea. Para el practicante de yoga, ese cambio es alejarse de la identificación falsa con lo temporal y hacia aquello que es eterno. Cualquier practicante serio de cualquier disciplina o arte, sabe que, para volverse exitoso, para sentirse en paz con su arte, se necesitan práctica y humildad. Al final, la autorrealización es un camino solitario hacia el interior y por eso mismo tenemos que desarrollar independencia -dependencia al interior-. El viaje hacia adentro es el viaje hacia el atman eterno. Es un viaje sin tiempo y sin final”.

A veces, la práctica puede sentirse como una prisión de reglas. Eventualmente, a través de la repetición, el refinamiento y la reflexión, la práctica abre el paso a la transformación y a la libertad. No es solo la creación de algo nuevo o solo una nueva perspectiva, pero también un desmantelamiento de viejas tendencias que ya no nos sirven.

Este mes, en Jivamukti Yoga nos estamos enfocando en como es que una rutina simple, seguida con mucha disciplina puede traer un gran progreso y libertad cuando se hace de forma consistente. Es una de esas cosas que todos sabemos y que puede hasta llegar a verse como un cliché, pero siendo honestos, ¿qué tan fácil es caer en la trampa de dejar todo a último minuto? Y eso nos puede llegar a funcionar en algunas áreas de nuestra vida, pero definitivamente no nos sirve de nada en la práctica espiritual ni en la práctica de ser personas más compasivas y bondadosas. Uno no deja la compasión para el último minuto. El tiempo y el desapego son clave para lograr este cambio.

La diferencia entre una práctica cotidiana y una práctica espiritual está en la presencia del elemento de Bhaktio devoción. Una Sadhana o práctica espiritual es una forma de trascender al yo y al ego. Cuando dedicas tu práctica a una intención elevada, transformas totalmente tu ser y tu energía. Una práctica de asana debe ser una práctica de bhakti, en la que entregas tu energía al servicio de todos los seres en todas partes.

Cuando nos apegamos a la forma de la práctica- sea cual sea-, nos apegamos al ego. Y vaya, no somos seres iluminados todavía, estamos en el proceso hacia esa meta y muy probablemente nos equivoquemos más de una vez. La belleza de la práctica está en que aprendemos de nuestros errores, los trascendemos y seguimos adelante.

No juzgues tu proceso, no juzgues tus errores. Deja que la práctica ilumine el camino la oscuridad de la ignorancia se disipa por el movimiento valiente y consciente hacia los lugares más oscuros de nuestra existencia.

Por Olga Barroso

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