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La práctica natural: Del amor, otra vez

Un proverbio hindú dice que "cuando los ojos se encuentran, nace el amor". Hace falta entonces el instante de una mirada que alimente una nueva puerta de amor sin retorno. Del amor tanto se ha dicho, tanto se dirá, no menos de lo que se dice ahora, que bien acertaba el poeta Miguel Hernández cuando decía que: “Tres palabras, tres fuegos has heredado: vida, muerte, amor”. Poco no ha sido lo que ya se dice, lo que éste febrero de San Valentín nos trae, lo que cada uno espera. El amor que todo atraviesa, que es el último espejo contra la muerte, encarna en nuestra práctica de un modo particular: vaciado de objeto. Porque el amor para el Yogui no quiere diferir de su profunda verdad, del desengaño de la diferencia.  Un salto firme es la consecuencia: la palabra no conduce al amor sino al amar. Y ¿qué ama el Yogui?, ¿a quién?

La voz que da forma al amor es Bhakti, que por su raíz sánscrita (bhaj), habla de tener devoción, participar en,  pertenecer a o también contenerse en algo más y que implica, además de una participación activa, una mirada dirigida a Dios. No hay que olvidar que la divinidad para el Yogui, no reside necesariamente en el nombre o la figura de un Dios determinado, sino en el Ser que es el claro espejo que devuelve la imagen a todos los seres que existen, como una semilla que contiene la vida a florecer. Es así como ama el Yogui, pues sabe que no hay espera de amor a la que le sobre la intención de amar, la acción constante y determinada. Él ama más de lo que espera ser amado. Y su amor, que no tiene objeto porque Dios es el núcleo de todo lo creado en las vidas, no posee una forma determinable. No hay nada que decidir sino amar. Él ama sin preguntar a dónde irá a parar ese amor, sin importar si será correspondido, gratuito, ingrato o justo, él ama pues no ve las diferencias superficiales e ilusorias de los objetos.
La devoción si es pura, se cultiva a partir de la compasión y la amabilidad hacia todos los seres; es un amar divino pues atrae y crea la naturaleza primera del Ser, sin las varas secundarias que impone el hombre en su universo simbólico. Bhakti se abstiene de tomar el propio yo como objeto de devoción. Precisamente allí donde se olvida del uno es que puede concentrar el Todo. Por lo tanto, ser amable con todos los seres enarbola una verdad de profunda raíz donde no hay deseo de ser amado que se confunda con un deseo ferviente de amar. Amar sin esperar a cambio ser amado.
Toda práctica de Yoga es una puerta donde el amor espera. Sobre el amor que tanto se ha dicho, tanto más queda por decir, cada día, con la compasión que es la llave quieta de la sabiduría, con el respeto y el cuidado que son formas puras de amor a todos los seres del mundo.
Namasté.
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Ideas para ayudar a los animales:
Dicen que el amor entra por el estómago. Es una verdad popular entre los humanos, pero también es cierta para el resto de los animales. Hay tantos animales a los que puedes regalar un alimento que resulta muy sencillo enaltecer su existencia de este modo. Un poco de agua con azúcar para los colibríes, alpiste o vainas para los pájaros que descansan en los árboles, agua y alimento para perros y gatos de la calle, lechuga para los caracoles… Las posibilidades son infinitas.
Es un acto sencillo de compasión y respeto, de humildad y unión… ¡finalmente Yoga!

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