El coco es un fruto exótico, saludable, de sabor intenso y agradable, rico en hierro y potasio. Tiene propiedades suavizantes por ello es usado en productos cosmetológicos y su consumo previene manchas cutáneas.
El aceite de coco, por su parte, tiene propiedades calmantes, regenerativas y es antioxidante. El agua de coco es una bebida isotónica natural. La leche es diurética y laxante. La pulpa previene trastornos gastrointestinales, regenera la flora intestinal; es rica en magnesio, calcio y fósforo; fortalece las uñas, el cabello y los dientes, además tiene un alto contenido de fibra.
El coco es una fruta con un alto valor energético; reduce y baja el colesterol malo. Contiene vitamina E. Los ácidos grasos del coco aceleran el metabolismo del cuerpo, elevan el sistema inmune, ayudan al cuerpo a vencer infecciones, enfermedades, bacterias, hongos y levaduras. Combate de lombrices y parásitos intestinales. Para ello, hay que comer una cucharada de coco rallado fresco en el desayuno todos los días hasta curarse.
Su consumo acelera la pérdida de peso, estabiliza la glándula tiroides y los niveles de azúcar en sangre; combate la diabetes; protege las células cardiacas; elimina síntomas de menopausia y el síndrome premenstrual.
Es rico en proteína. Contiene ácido fólico y las vitaminas del complejo B. Eliminar el exceso de alcohol del organismo, aumenta las plaquetas y ayuda a combatir el dengue. Es auxiliar de los sistemas nervioso y muscular.
Estudios recientes vinculan al coco con tratamientos para enfermedades como neumonía y Alzheimer.
El coco es una opción muy completa para consumirse y usarse en cualquier presentación. Beneficia a todos sin importar edad ni condición de salud. Consumamos coco en todas sus presentaciones.