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Mamá

Mayo es un mes de energía femenina, las escuelas se llenan de risas, bailables, flores, por las mamás y por las maestras, que
ganan en número a los maestros, las iglesias se llenan de flores y
cantos a María, el aire se suaviza al expandirse este perfume de mujer
por la ciudad. Es un buen mes para honrar la femineidad que nos
cobija, nos contiene y nos hace sentir seguros, en el microcosmos de
nuestro cuerpo la pelvis con forma de vasija es la que sostiene a ese
círculo perfecto donde alguna vez se dio el milagro de nuestra
concepción, donde nos formamos como fetos hasta volvernos bebés, donde
fuimos acunados por el vaivén de nuestras madres, ¡caminando,
bailando, viviendo! La forma esférica del vientre tiene un símil en el
macrocosmos del planeta.

HONRANDO EL COBIJO, LA CONTENCIÓN Y LA SEGURIDAD

Nuestro planeta Tierra es igualmente redondo, y curiosamente las
antiguas culturas le llamaban Madre Tierra, quizá porque comparte
estos valores de cobijo contención y seguridad, al estar acostados en
posición fetal, podemos revivir esta agradable sensación, en contacto
con el piso. Y tanto, nuestra madre como la tierra nos alimentaron,
produciendo leche y cuidando nuestro crecimiento. Hoy date un momento
para honrar tu ser femenino, o en el caso de ser hombre, honrar a tu
madre, honrar a tu mujer, y a todo ese linaje de mujeres que te
antecede, porque gracias a ellas estás aquí hoy.

SOLTANDO CARGAS Y CONTROL

Otro aspecto femenino no tan positivo es cuando trasladamos la carga
del vientre, a nuestros hombros cargando a los hijos, a la pareja, a
los pendientes, a las responsabilidades, creyéndonos “wonder woman” y
no queriendo soltar, más bien controlándolo todo alrededor. Un buen
regalo del día de las madres puede ser un masaje relajante que te
ayude a aligerar ese peso energético innecesario sobre ti; desapégate
un poco de las personas que tiendes a controlar, abriéndote un espacio
para ti ya sea un viaje con amigas, un paseo en bicicleta, o
simplemente saliendo a regar el jardín y cuidando tus plantas y
macetas, después de todo, la tierra puede recibir ese cuidado y a
cambio liberarte de esa acumulación inconsciente.

RE-CONOCIÉNDOTE

Detente un momento, visualízate como madre, como hija, como esposa,
como mujer y toma un tiempo para darte el reconocimiento de lo bien
que lo has hecho. Trae los momentos felices a tu presente, aquellas
historias únicas que has construido, recrea esos instantes alegres
donde has reído, gozado, disfrutado, acompañado y agradece, por sobre
todo agradece. Puedes hacer lo mismo trayendo los momentos dolorosos
por los que has cruzado, esos momentos difícilmente habitados, y que,
sin embargo, a pesar de la dificultad, te hacen hoy estar de pie, como
los bambús, que después de 5 años de echar raíces hacia abajo, un buen
día brotan, imparables, haciéndote sentir con su altura, la
majestuosidad de tu ser maternal.

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