Todos los días de nuestras vidas tienen la misma característica: amanece y todos los seres vivos captamos un cambio gradual de luz; indicador natural para despertar y comenzar a moverse. Cuándo el sol se oculta, otro cambio de luz nos afecta, quizá para desacelerar nuestro movimiento y dirigirnos hacia el descanso. Eso es todo, y el fenómeno se repite una y otra vez.
Siendo así, cualquier día del año sería en esencia idéntico para cualquier ser vivo, con las variantes de movimiento que la misma naturaleza provoca en nosotros. Pero, ¿por qué para el ser humano es diferente?¿Por qué el hombre insiste en contabilizar, referenciar, agrupar y marcar los días? ¿Por qué hace lo mismo con el tiempo en general?
Todo nace en la cualidad de la consciencia humana. Es creativa, volátil, cargada de emociones y capaz de crear múltiples realidades sobre la realidad simple y llana que presenta la naturaleza. Esto hace de nuestro existir un acontecimiento complejo y sumamente interesante, pero a la vez, puede saturarnos al punto de perder noción de la realidad objetiva de la cual nuestra misma esencia forma parte.
Aun así, la conciencia humana posee el don de generar estrategias y una de ellas, que nos salva y nos regresa a nuestros orígenes es precisamente la marcación del tiempo. Las estructuras cronológicas que nos creamos nos permiten pausar y recapitular, mirar atrás y mirar adelante, recordar y usar nuestra memoria, no para ahogarnos en la nostalgia de lo que fue, sino para usar esa información para crearnos un futuro mejor.
Pues bien, ahora que comenzamos con este 2016, te incito, querido lector a que medites acerca del por qué de esta marcación de tiempo (y de todas las marcaciones) y que la aproveches al máximo para construir el futuro que quieres para ti y para la humanidad, ya que, como bien sabes, tus acciones reverberan excéntricamente moviendo con sus ondas a la naturaleza misma. Planea, pero también recuerda que la naturaleza influirá de regreso en ti, ya que esta no conoce de mediciones ni de proyectos, solo se recrea constantemente, ¡igual que tú!
Miriam Hamui