Su nombre original es el de Anjaneyasana donde anja significa forma y neya tiene el significado de reducida. La forma de arco que dibuja el cuerpo es similar al de la luna creciente, de ahí el porqué de su nombre.
Cuando realizamos la postura de la luna creciente, el peso de nuestro cuerpo se concentra en tres puntos: la rodilla, los dedos de los pies de la pierna trasera y el pie de la pierna delantera.
La postura de la luna creciente resulta muy beneficiosa para el sistema digestivo y, al mismo tiempo, sirve para fortalecer piernas y tobillos. Esta asana de Yoga sirve, también, para trabajar la musculatura de la espalda y para fortalecer especialmente los erectores espinales y la musculatura de la zona lumbar.
Así mismo, la postura de la luna creciente ayuda a trabajar la musculatura interna del abdomen, lo que nos permite mejorar nuestra actitud postural.
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