Postura del árbol. Vrksasana.
Esta postura alinea la columna vertebral y ayuda para encontrar el equilibrio de la mente y cuerpo. Mejora la concentración.
Ponte de pie con las piernas abiertas a la altura de la cadera. Verifica que tus pies se encuentren verticales y que no salgan hacia los lados. Cierra tus ojos y visualiza un árbol, -el que mas te guste-, enfrente de ti. Visualiza sus raíces fuertes creciendo debajo de la tierra, y sus ramas creciendo suaves hacia el cielo. Abre tus ojos. Sin mover tu pie izquierdo, apoya tu pie derecho lo más alto que puedas sobre la parte interna del muslo izquierdo. Abre tu rodilla derecha hacia un lado y presiona la planta del pie para que no se resbale. Mantén la pierna izquierda firme. Para encontrar tu equilibrio, mira un punto fijamente enfrente de ti y respira suavemente. Una vez que hayas encontrado tu equilibrio, junta las dos palmas de las manos y estíralas sobre tu cabeza. Relaja los hombros. Siente como tus pies son como las raíces del árbol y empujan hacia la tierra. Siente como el tronco de tu cuerpo crece libre hacia el cielo. Concéntrate y respira profundo. Trata de llegar a 10 respiraciones profundas y cambia de lado.
Postura de la cobra. Bhugangasana
Esta postura abre la parte superior del tórax, y ayuda a liberar la tensión.
Acuéstate sobre tu abdomen y relájate un momento en esta postura. Junta los dedos gordos de los pies y estira las piernas. Pon la frente en el piso.
Apoya tus manos en el piso, a los lados del pecho. Abre bien los dedos de tus manos y verifica que la mano quede plana en el piso. Inhala profunda y eleva el pecho hacia el cielo. Exhala y sesea como haciendo el sonido de una cobra (ssssssssss). Quédate en un lugar en donde estés a gusto y sigue respirando 5 veces más. Recuerda. Inhalas por la nariz y exhalas imitando el sonido de una cobra.
Postura del barco. Paripurna Navasana
Navasana fortalece los músculos abdominales y las columna vertebral. Estimula los riñones, la glándula tiroidea y los intestinos. Mejora el buen funcionamiento del sistema digestivo.
Siéntate en el piso con las piernas estiradas. Presiona con tus manos el piso a la altura de las caderas de tal modo que los dedos de las manos apunten hacía los pies. Levanta el esternón y recárgate hacía atrás ligeramente. Siéntete sobre los ísquiones (los huesitos sobre los que te sientas).
Dobla tus rodillas hacia el pecho. Inhala y al exhalar estira las piernas a 50º fuera del piso. Permite que la punta de los dedos este por arriba del nivel de tus ojos. Si te cuesta trabajo estirar las piernas, mantenlas dobladas.
Estira tus brazos a los lados de las piernas y ponlos paralelos al piso.
El bajo abdomen esta tonificado pero no tenso. Proyecta el corazón al cielo y respira suavemente. Permanece respirando de 30 segundos a un minuto y descansa. Recuerda sonreír mientras haces la postura.
Postura del león. Simhasana
En esta postura el niño no solamente experimentará su propia fuerza, parecido al del león, sino que aprenderá también cuando tiene que hacer uso de ella y cuando retraerse. Esta postura además les ayudará a desintoxicar su organismo cuando han comido demasiado y les relajará por completo.
Siéntate con las rodillas dobladas sobre las caderas. Los empeines están sobre el piso. Las rodillas están separadas por 45 c.m. Inclínate hacia delante y pon las palmas de las manos en el piso entre las rodillas con los dedos apuntando hacia el cuerpo. Estira los brazos por completo. La mirada (dristi) esta dirigida al entrecejo. Relaja todo el cuerpo. Inhala y lleva el ombligo hacia la columna vertebral. En la exhalación abre la boca, saca la lengua y exhala por la boca con fuerza. Repite el procedimiento