Fátima, Ingrid, son solo algunos nombres que hoy nos remiten a historias de terror y violencia inadmisibles en México.
Más allá de hablar sobre estas historias, la reflexión que me gustaría hacer hoy va más en el sentido de lo que nosotros como personas dentro de está sociedad estamos o no haciendo en nuestras familias.
¿Estamos sembrando semillas de paz en nuestra familia con nuestras acciones o nos hemos vuelto tan indiferentes, que caemos en la apatía y dejamos a nuestros hijos pasmados horas frente a un televisor o ante una pantalla, jugando videojuegos y viendo contenidos que en muchas ocasiones no están hechos para su edad?
¿Qué tanto, nosotros como padres o como madres, estamos conscientes de la violencia que existe en este país y hablamos a nuestros hijos sobre el respeto a la vida como el valor máximo, el respeto a la mujer? Incluso, somos también indiferentes porque seguimos permitiendo actitudes machistas, porque es lo que hemos visto y vivido en nuestra familia generación tras generación.
¿Qué tanto estamos cultivando la consciencia de la no violencia en nuestros hijos? O nos parece normal y nos justificamos con la frase de “Yo jugué de niño con pistolitas y no pasa nada” y los llenamos de pistolas de juguete, videojuegos donde se “elimina” a otros y llevamos a nuestros niños a ver películas violentas hechas para adultos o adolescentes.
¿Qué tanto nosotros mismos estamos dispuestos a hacer por un cambio profundo en nuestras familias y por promover una cultura de paz que inicie con nuestras acciones personales?
Abramos los ojos y como dice el primer principio del yoga “Ahimsa”, practiquemos la “no violencia”. Y la “no violencia” empieza por dejar a un lado el morbo de repetir las historias de terror todo el día y empezar a vivir cordial y pacíficamente con nuestros hijos, nuestras parejas, nuestros colegas en el trabajo, con los otros seres humanos a los que vemos todos los días, en todos lados.
En el Ayurveda hay un dicho que dice: “Similar aumenta similar, todo se cura por fuerzas contrarias.” Cada vez que respondemos con violencia a alguien que esta siendo violento con nosotros, sea nuestra pareja o nuestro hijo, estamos promoviendo más violencia.
Quizás esa sea una de las más grandes virtudes de un Yogui como Gandhi, quien decidió aplicar sabiamente las enseñanzas del yoga cuando gobernaba India, y logró terminar la guerra promoviendo la paz.
Hoy más que nunca, podemos empezar a practicar la no violencia en nuestras vidas y propiciar un cambio de consciencia en nuestras familias y en nuestra sociedad. Recuerda que la forma en la que educamos a nuestros hijos y lo que estamos sembrando en ellos, será lo que florezca en el futuro.
*Formas de practicar la no violencia (Ahimsa):
-Cuando escuches una noticia violenta, en lugar de comentarla con toda la gente a tu alrededor, cierra tus ojos y emite un pensamiento de paz alrededor de los involucrados en la noticia.
-Todas las mañanas al despertar o antes de dormir, medita unos momentos, cierra tus ojos, siente el latido de tu corazón y desde ahí, repite tres veces el mantra: “Que la paz habite en los corazones de aquellos en los que habita la violencia”.
-Procura no dañarte ni a ti ni a los demás en ninguna forma.