Mantener una buena salud es un verdadero reto.
Vivimos un estilo de vida acelerado, lleno de preocupaciones y estrés, rodeados de un sinnúmero de influencias erosivas en nuestra comida y agua, el entorno en que vivimos, el aire que respiramos. Por si fuera poco, estamos expuestos a enfermedades crónicas sin precedentes, que parecen ser la consecuencia inevitable de nuestro estilo de vida. Sin embargo, muchas personas que saben esto prefieren mantener su estilo de vida sin atención a las consecuencias. Y es que aunque tengan una preocupación genuina por su salud, muchas personas descartan completamente la posibilidad de hacer algo al respecto. En cuanto se enteran del tipo de cosas que deben hacer o dejar de hacer, desisten porque… bueno, esto sonará feo, pero la verdad es que prefieren no hacer el esfuerzo. Con frecuencia las personas mencionan su “falta de fuerza de voluntad” o su estilo de vida, como si fueran cosas imposibles de modificar para resolver sus problemas.
Las terapias alternativas que tenemos a mano tienen la capacidad de mostrarnos cómo resolver muchos de nuestros problemas, pero la clave para lograr un cambio positivo y duradero en nuestra salud y nuestra vida está dentro de nosotros.
Para cambiar cualquier hábito se requiere energía, dedicación y, muchas veces, algo de reflexión personal profunda. El estilo de vida que llevamos en nuestro entorno acelerado y saturado de información, nos atrapa en un ciclo de conveniencia: estrés, compensación mediante estimulación, gratificación instantánea y culpa, que a la vez genera más estrés. Romper éstos hábitos es verdaderamente difícil; además, el curarnos con terapias alternativas implica cambiar las cosas en el interior en forma radical. Nuestro cuerpo está programado por genética y evolución para aceptar éstos cambios muy lentamente, lo que quiere decir que muchas veces toma tiempo ver resultados. En realidad no se trata de contar calorías, asistir a cursos o someternos a prácticas extrañas; para lograr un cambio definitivo no hay días de “trampa” ni gratificación instantánea. Con muchas terapias en el espectro “alternativo”, de lo que se trata es de entender la forma en que hacemos las cosas, cambiarla y descubrir la libertad al elegir no satisfacer nuestros antojos, caprichos ni la necesidad de distraernos de lo que está mal en nuestra vida.
Cuando le explico esto a mis pacientes, la respuesta más frecuente es un gruñido, un entornar de ojos, y alguna variación de “Yo no puedo hacer eso”. Mi pregunta siempre es la misma: “¿Qué edad tienes?” Míralo de ésta forma: si tienes 25, 30, 45 años, es el tiempo en que has disfrutado los aspectos positivos y las recompensas de tu estilo de vida; es el tiempo en que has estado haciendo las cosas en la misma forma. El resultado de ésas acciones y elecciones es tu estado actual de salud. En mi práctica mi interés no es decirle a nadie qué es lo que debe comer ni cómo debe hacer las cosas por el resto de su vida. Lo único que pretendo es darte la experiencia de tu vida bajo un conjunto de circunstancias diferentes, para que puedas decidir si esas circunstancias son tan poderosas que “no puedes vivir sin” éste o aquél alimento o estimulante.
Ahora quiero invitarte a hacer un momento de reflexión. Imagina, por un momento, que te ofrezco una oportunidad de tomar una serie de decisiones significativas y hacer cambios poderosos en tu vida. No estoy hablando de curas milagrosas, bajar de peso mágicamente, ni hacer desaparecer tus dolencias de la noche a la mañana. Estoy hablando de enseñarte cómo vivir una vida muy larga, plena y llena de vitalidad con excelente salud física y mental. Ahora, sé realista: toma un minuto para pensar qué es lo que sabes que tienes la voluntad y capacidad de hacer para lograrlo. No importa si te parece que es mucho o poco; sólo sé honesto y piensa qué sabes que puedes hacer. Pon tu intención en lograr hacer un poco más que eso. Eso es todo, en realidad. Es imposible hacer este tipo de trabajo personal y no salir cambiado en forma profunda y significativa. Imagina, por un momento, cómo sería tener la libertad de elegir lo que desees en vez de angustiarte de sólo pensar en no tenerlo. Más aun, imagina cómo sería poder decidir por ti mismo si las cosas que entran a tu vida son “buenas” o “malas” para ti, sin necesitar que la tele, el doctor o algún libro te lo digan. Este es el tipo de cambio al que me refiero.
Responde la pregunta: ¿Qué estás dispuesto a hacer por tu salud?
Sin importar la respuesta, si después de leer esto tu intención es firme y sincera.
¡Hay una terapia alternativa que puede ayudarte!
28 R.A.
www.mauricioquintana.com

Percepción clara, entendimiento correcto, esfuerzo apropiado
En un abrir y cerrar de ojos, ha concluido ya el primer mes del año y llevamos algunos días de febrero. Nuestra experiencia en esta