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¿Qué le das a tu mente?

Mientras escribo esta colaboración me doy cuenta de que un año más ha pasado increíblemente rápido. No sé ustedes pero conforme vamos creciendo y adquiriendo más compromisos y responsabilidades, tengo la sensación de que el tiempo pasa con mayor velocidad. ¿Cuántas veces no hemos escuchado frases como “me gustaría que el día tuviese 36 horas” o “no me alcanza la semana para sacar todos mis pendientes”? Recuerdo los veranos de mi infancia cuando los días eran largos y las vacaciones parecían eternas. No había muchas preocupaciones. Era simplemente estar ahí, en ese momento. Quizás por esa razón a los niños les sea más simple cultivar shantosha, la cualidad del contentamiento.

Al contemplar que estamos a punto de concluir una vuelta más al sol, 365 días de 2014, no puedo más que hacer una pequeña pausa para agradecer por las bendiciones recibidas y al mismo tiempo honrar el gran valor de este nacimiento humano. ¿Has pensado en todas las circunstancias, personas, condiciones y situaciones propicias que fueron necesarias para que tú estés leyendo este texto? Reflexiona: somos el resultado de una gran cantidad de hechos favorables para estar aquí y ahora. Por eso los budistas hacen tanto énfasis en valorar esta experiencia humana. Respétala, valórala, agradece todo el tiempo. No podemos desperdiciarla y la única forma de honrarla es vivir conscientemente para disminuir, en la medida de lo posible, el sufrimiento.

El sufrimiento surge de una comprensión incorrecta de la realidad. Hace un par de semanas tuve la oportunidad de volver a escuchar a Swami Satyananda Saraswati, uno de los maestros más lúcidos en el Sanata Dharma. Es un gran erudito en el vedanta y las escrituras del yoga. Recomiendo mucho su libro El hinduismo publicado por Fragmenta Editorial. Es un texto que todo practicante debería leer. Y en este sentido, Swamiji explicaba que el sufrimiento surge de esta imposibilidad de calmar las fluctuaciones de la mente. Dijo que muchas veces aunque estemos frente a un gran maestro, nuestra atención está en otro lado. La mente nunca está donde debería estar. Así que un gran yoga para practicar es que cuando comas, realmente come. Cuando estés con tu familia, pareja o amigos, realmente hazte presente. Solo cuando logramos esta presencia consciente podemos lograr una comprensión menos distorsionada de la realidad.

Para la mente es fácil angustiarse, preocuparse, afligirse, perderse en las proyecciones de un futuro que no existe o aferrarse a una reconstrucción idílica de un pasado siempre mejor a nuestras condiciones actuales. Los caminos del yoga son un entrenamiento para lograr que la mente se asiente y evitar estas fluctuaciones mentales. Y para lograrlo se necesita disciplina. Ann Moxey comentó que “la disciplina es el camino de la libertad”. ¿Quieres liberarte de estas preocupaciones, miedos y aflicciones? Cultiva la disciplina del yoga. Y la disciplina comienza en preguntarte continuamente ¿qué le estoy dando a mi mente? Observa tus sentidos. ¿Qué escuchas? ¿Qué ves? ¿Qué hueles? ¿Qué comes? ¿Qué tocas?

Y no se trata de cerrar los sentidos y evadirse del mundo sino de ser selectivo y equilibrado. El yogui vive en el mundo y cumple con sus deberes pero también sabe que las situaciones externas son cambiantes por lo que no se identifica con ellas.

Los distintos caminos del yoga fortalecen a la mente. Piensa en tu mente como el gran espejo al qué te puedes asomar para contemplar quién eres en realidad. Si el espejo está sucio, el reflejo no será claro. Pero si el espejo está limpio, podrás tener un reflejo fiel. Y la manera de limpiarla es contemplar qué le estamos dando a la mente.

Mi propuesta es que en estos tiempos de celebración, cultivemos esta presencia consciente en lo que hagamos. Que no nos domine la inercia colectiva del cierre del año. Que observemos qué le estamos dando a la mente para discernir qué me produce un estado de contentamiento y qué me angustia. Esta es verdadera sabiduría. ¡Qué tengas un 2015 lleno de bendiciones, que tengamos la buena fortuna de seguir practicando juntos, que nuestras acciones contribuyan al bien colectivo, que todos los seres, en todos los reinos sean felices!

Felices fiestas y 2015 luminoso.

Namasté

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