Le época de Navidad puede convertirse en algo incómodo cuando quizás sientes más el compromiso que las ganas de realmente dar algo.
Para otros, puedes ser la excusa perfecta para gastarse el aguinaldo o endeudarse.
Pero en realidad, no debería de ser ni incómodo ni tenemos porqué gastarnos toda la quincena.
Para mantener un balance y tu bienestar en relación a esto te sugiero:
- Hacer una lista. Lo primero que sucede es que no sabemos exactamente a quien tenemos que regalar y esto puede ser el primer factor que nos pone en una situación de estrés.
- Define las prioridades, cuáles son los regalos que más te importan, los compromisos familiares, sociales y de trabajo.
- La ley de oro. No regales algo que tu no usarías. Independientemente que sea un compromiso que te importe mucho o no, a veces por ahorrar uno compra baratijas que uno nunca usaría.
- No regales algo que te regalaron y no te gusto, siguiendo el principio de no hagas lo que no te gustaría que te hicieran.
- Has un presupuesto de lo que tienes para gastarte y no te salgas de él.
- En los regalos prioritarios, date el tiempo de pensar en qué le gustaría a la persona. Muchas veces pensamos en lo que nos gustaría que nos regalaran y no en la persona a la que le vamos a regalar. Piensa en esa persona y que es lo que realmente le gustaría
- Para los regalos generales, sé creativo. Todos nos damos cuenta cuando un regalo fue pensado para salir del paso y cuando fue dado con amor.
Opciones de regalos buenos, bonitos y baratos.
Galletas integrales.
Una planta
Malaquita. Piedra para la abundancia. Este es un regalo que todo mundo va a apreciar.
Una foto que te encante en un lindo marco.
¿HAY REGALOS QUE PUEDO DAR Y QUE NO CUESTAN?
¡Sí por supuesto!
- Recetas familiares. Compilación de las mismas.
- Video familiar el cual puedes transmitir en los días de fiestas
- Playlist con tus canciones favoritas.
- Una carta de agradecimiento.
La frase del día: “Entre más das, más recibes”.