Muchos místicos nos dicen que existe una realidad superior que consiste en la dicha Suprema. Esta realidad es mucho más que un estado de conciencia. En realidad comprende una manera diferente de ver, que devela nuestros auto-engaños y trampas.
El desarrollo de nuestra conciencia consiste en el despertar a otra realidad distinta que la que experimentamos cotidianamente. La autenticidad y la honestidad con nosotros mismos y con los demás, contribuye a perforar el velo de la realidad aparente.
Lo sagrado de la vida está en el reconocimiento de que somos en esencia esa perfección, por lo que el yoga no es un camino de superación personal, no es una propuesta más para convertirnos en más de lo que somos, ni siquiera para ser mejores. Toda esta sabiduría nos habla de que nuestra esencia es intachable e inalterable; que nuestros miedos, nuestros apegos, nuestras conductas discordantes son sólo como nubes que tapan el sol. La práctica de yoga es un sendero hacia el maestro interno, hacia la revelación de la verdad que radica en nosotros. Opera como una metodología del despertar personal para realizar nuestro verdadero potencial.
El yoga empieza con la escucha. Por medio de dar espacio a lo que es, a lo que está presente ahí, en cada instante, en cada circunstancia, exaltamos nuestra capacidad de estar plenamente vivos para poder elegir lo que realmente queremos, aclarar nuestro pensamiento y poder expresar con nitidez lo que se gesta en el diálogo entre nuestra mente y nuestro corazón, sin la necesidad de huir de ello. Para poder elegir necesitamos cultivar una constante atención relajada.
Con frecuencia es necesario que hayamos probado muchas cosas en la búsqueda de la felicidad; desde los placeres más mundanos, hasta cualquiera de los múltiples senderos espirituales. En realidad, todos buscamos la felicidad, aunque ésta con frecuencia nos eluda, a pesar de nuestros más sinceros esfuerzos. Conocemos la felicidad puesto que hemos tenido momentos de profunda paz, asociados con instantes de conexión con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza. Estos instantes de lucidez son tan gozosos que nos gustaría que impregnaran todos los aspectos de nuestra vida.
El yoga es libertad, es el regreso a la mente natural. Sin importar como hayamos llegado al yoga, ya sea por sus beneficios corporales, buscando mayor tranquilidad, anhelando una experiencia de éxtasis o en general buscando ser felices, la práctica misma nos va revelando niveles más profundos de experiencia. La práctica consiste principalmente en liberarnos de las trampas de la mente, por lo que el camino es largo y complejo ya que la mente pondrá muchas resistencias.
La práctica de yoga es una metodología para eliminar todo aquello que nos impide ver con claridad, nos enseña a derribar las barreras que sin darnos cuenta nosotros mismos hemos erigido y que nos privan de una auténtica conexión con la vida. Esa conexión ya existe, sólo hay que redescubrirla. Pretender ser “mejores” puede convertirse en una sutil auto-agresión.