Hay dos variantes de esta postura. La primera puede ser practicada por todos, mientras que la segunda es más ardua y requiere dominio de Padmasana. De ambas se dice que curan el mal aliento y limpian la lengua, mientras que Simhasana II también ejercita el hígado, alivia dolores en el cóccix y ayuda a reubicarlo cuando está desplazado.
Simhasana I
Siéntate en Dandasana con las piernas estiradas al frente. Levanta las nalgas, dobla la rodilla derecha y coloca el pie por debajo de la nalga izquierda. Luego dobla la rodilla izquierda y coloca el pie debajo de la nalga derecha, de modo que el tobillo izquierdo esté por debajo del derecho. Los dedos de los pies deben estar apuntando hacia atrás. Siéntate sobre los talones con la columna vertebral erecta.
Ahora, manteniendo erecta la columna, inclina el tronco hacia delante de modo que el peso vaya hacia los muslos y rodillas. Coloca la palma derecha sobre la rodilla derecha y la palma izquierda sobre la rodilla izquierda. Estira los brazos y separa los dedos. A medida que presionas las manos contra las rodillas lleva las vértebras de la zona torácica hacia el interior del cuerpo y lleva el pecho hacia delante y arriba.
Ahora viene la parte divertida. Abre las mandíbulas tanto como sea posible y con una exhalación y un ‘Aghh…’ estira la lengua hacia la barbilla tanto como puedas y mira fijamente hacia el centro de las cejas. Quédate en la postura durante 15 segundos mientras respiras por la boca. Luego relaja la postura, cambia el cruce de las piernas y repite del otro lado.
Simhasana II
Siéntate en Padmasana (ver el artículo previo de la postura). Inclínate hacia delante y coloca las palmas en el piso por delante de las rodillas con los dedos apuntando hacia el frente. Ahora lleva el peso a tus brazos y levanta las caderas de manera que quedes apoyado en tus rodillas y manos. Desde aquí empuja la región pélvica hacia el piso de modo que tus pies vayan hacia el piso, aunque el peso permanece en tus rodillas y tus palmas.
Manteniendo los brazos completamente estirados, presiona el cóccix hacia el piso. Ambas nalgas deben presionar activamente hacia abajo. Esto es más difícil de lo que puede parecer, así que toma tiempo dejar que el frente de tus muslos e ingles se relajen y el cóccix realmente se mueva profundamente hacia la pelvis. Al mismo tiempo alarga la columna, rotando la parte externa de los hombros hacia atrás, llevando las costillas posteriores hacia el interior del cuerpo y levantando el pecho. Los omóplatos deben moverse hacia abajo mientras el esternón se eleva. Abre el pecho a nivel de las axilas como en Urdhva Mukha Svanasana.
Otra vez abre la boca y con una exhalación y un ‘Aghh…’ estira la lengua hacia la barbilla y mira fijamente hacia el centro de las cejas. Sostén la postura unos 15 segundos mientras respiras por la boca.
Regresa a Padmasana, suelta y cambia el cruce de las piernas. Repite la postura por el mismo período de tiempo.
Comentario: Paul King
Modelo: Chantal Gomez Jauffred
Ambos profesores de Practica Yoga en Guadalajara, certificados por B.K.S. Iyengar