El término “terapias alternativas” hoy en día se aplica libremente a toda una gama de procedimientos, técnicas, y sistemas de cuidado a la salud cuya única característica en común es que se contraponen a lo que se conoce como medicina “convencional”, “tradicional”, o “alopática”.
Existen muchos motivos por los cuales las personas hoy en día buscamos éste tipo de cuidado: desde el deseo de no consumir fármacos o la falta de resultados para curar alguna enfermedad, hasta razonamientos de tipo espiritual o religioso. Sin embargo, el utilizar un solo término para referirnos a tan amplia gama de procesos puede crear la impresión de que todos ellos están relacionados, que tienen algún principio en común, o que sus resultados son comparables.
¿Cómo elegir una terapia alternativa?
Aparte de las recomendaciones de amigos y familiares y la publicidad de los que las practican, puede ser difícil conseguir información confiable e imparcial al respecto de las diversas opciones. Afortunadamente, hoy en día tenemos a la mano herramientas como la Internet, que nos permiten averiguar más acerca de muchas de éstas terapias individualmente. Para ayudar a elegir, puede ser conveniente dividir a las terapias alternativas en categorías como las siguientes:
Métodos terapéuticos: Ésta es la categoría en la que el término “terapia alternativa” está mejor empleado. Se refiere a métodos específicos para tratar enfermedades diagnosticadas de acuerdo con la medicina convencional o alopática. Las herramientas empleadas, la justificación teórica, y los padecimientos que tratan varían de una a otra. En ésta categoría podemos incluir alternativas como la medicina anti-envejecimiento, algunos tipos de masaje, el quiropráctico, y sistemas como la homeopatía y el naturismo.
Sistemas médicos: A diferencia de los métodos terapéuticos, existen sistemas completos de medicina cuyo fundamento teórico y desarrollo es distinto al de la medicina convencional. Éstos sistemas tienen su propia forma de mirar y comprender el cuerpo y sus padecimientos, y frecuentemente se originaron en otras épocas históricas y partes del mundo. En ésta categoría se encuentran el Ayurveda, la Medicina Tradicional China, y la Medicina Tibetana, entre otras.
Prácticas: Dentro del mundo de las terapias alternativas se habla mucho de la prevención como estrategia del cuidado a la salud. Existen una gran cantidad de ejercicios, tipos de alimentación, y formas de trabajo con el cuerpo cuyo fin común es precisamente mantener un buen estado de salud. Algunas de éstas tienen también propiedades terapéuticas, y se les utiliza como apoyo en el tratamiento de enfermedades, o para recuperación. Algunas forman incluso parte de sistemas terapéuticos, como el qigong o ch’i kung, o espirituales, como algunos tipos de yoga. También cabe mencionar en ésta categoría al vegetarianismo, la meditación, el reiki y el tai ch’i, entre otras.
La mejor forma de aprender más sobre las terapias alternativas es buscando la mayor cantidad de información posible, comparando, y sobre todo, confiar en nuestro propio sentir y nuestra experiencia. Conviene recordar también que, como ya vimos, no todas las terapias alternativas son iguales. Si te interesa probar alguna, pregunta a quien te la ofrece si su terapia es un método, un sistema, o una práctica, y cuáles son los beneficios que puedes esperar. Sobre la misma línea, no todas las personas que practican, imparten, o administran terapias alternativas son iguales. Pregunta si existe una asociación que agrupe a las personas que practican la terapia que estás investigando, y averigua si existe algún tipo de respaldo o certificación. También puedes pedir referencias: ¿cuánto tiempo tiene éste terapeuta ejerciendo, y qué resultados ha tenido? En éstos tiempos de cambio, opciones, y nuevos horizontes, ¿porqué no probar algo nuevo y diferente que tal vez pueda cambiar nuestra vida? Lo único que necesitas es avanzar con precaución, y seguramente encontrarás algo que te ayude en tu camino.
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