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Vamos… ¡Con todo!

Si practicas yoga, ya sea en un gimnasio, un estudio o un áshram en la India, seguramente habrás escuchado con frecuencia que una de las definiciones clásicas del yoga es “unión”. Así, T.S.K. Desikachar, el hijo de Krishnamacharya, explica en El corazón del yoga que “a través de los siglos se han transmitido diferentes interpretaciones de la palabra yoga. Una de ellas es reunirse, unirse. Otra sería atar juntos los filamentos de la mente”.

Y aquí te puedes preguntar con toda franqueza, ¿unir qué? O ¿para qué? Sobre todo porque esta unión de la que habla el yoga se refiere a la conjunción del cuerpo, la mente y el alma o espíritu. ¿Por qué tanto énfasis de las distintas escuelas sobre esta definición del yoga?

En este contexto, recuerdo una anécdota que nos contó Ana Desvinges, la maestra de ashtanga vinyasa yoga. Palabras más, menos, nos relató que una persona que siempre le ayuda a acomodar el coche cuando viene a la ciudad de México a impartir su clase, una vez le preguntó: “Y eso del yoga, ¿a poco sirve? ¿Es espiritual o son solo ejercicios?” La respuesta de Ana es esclarecedora: “Sí, el yoga es físico, sí el yoga es espiritual y sí, el yoga sirve porque también es mental y te ayuda a recordar que a donde quiera que vayas, vas con todo: con tu yo espiritual, tu yo mental y tu yo físico”.

El sufrimiento y el dolor surge a partir de la separación. De pronto pensamos que lo más importante es desarrollar una gran conocimiento y habilidades intelectuales y nos olvidamos por completo del cuerpo. O por el contrario, conozco a muchos personas que se obsesionan por fortalecer los músculos, marcar el abdomen y llegar a un peso determinado y pasan largas horas en el gimnasio sin preocuparse por desarrollar cualidades como la compasión, el amor incondicional o la honestidad. Así luego nos preguntamos: “¿Por qué, si tengo tanto reconocimiento y éxito profesional sufro de insomnio, dolor de ciática, lumbalgia y gastritis?” O, “si tengo un cuerpo tan armónico, fortalecido y hermoso, ¿por qué todas mis relaciones afectivas son tan efímeras y dolorosas?”

Y aclaro aquí, no estoy en contra de ejercitarse ni del éxito profesional. Al contrario, estoy convencido del potencial para desarrollar nuestros talentos. Lo que destaco es que concebir al mundo en una estado de separación y dividir todo en “esto es material, esto es mental o esto es espiritual”, solo nos traerá sufrimiento.

Por ejemplo, ahora estoy trabajando e investigando sobre los beneficios de la práctica del yoga en el área laboral y en las oficinas. Dos autores que estoy revisando son Maren y Jamie Showkeir quienes escribieron Yoga Wisdom at Work. Y su planteamiento inicial es revelador: “Es fácil olvidar lo que el yoga puede ofrecerte como parte de tu desempeño laboral. Pensamos y hablamos siempre en términos de balancear vida y trabajo, como si el trabajo fuera algo diferente de la vida, y alejado de la importancia de recordar que estamos vivos y conscientes”.

La Bhagavan Guita, una de las grandes aportaciones del hinduismo al entendimiento de la mente, es clara al señalar que “la acción es superior a la inacción: cumple pues con tu tarea en la vida. Ni siquiera la vida del cuerpo podría existir si no hubiera acción (III.8)”. Es decir, recalca la importancia de cumplir con el dharma o nuestro deber en el mundo. Así pues, debemos desempeñar varios roles que son necesarios para que esta vida fluya. Estas interpretaciones son temporales, dinámicas, están en constante transformación. Hoy somos empleados, mañana jefes. Somos hijos y probablemente nos toque en un futuro desempeñar el rol de padres e incluso abuelos. Quizás hoy recibamos enseñanza pero también es probable que debamos interpretar el papel de maestros. Cualquiera que sea nuestra misión en el mundo, siempre es importante recordar que vamos con todo lo que somos. Vivir en este enfoque es hacerlo en atención consciente, plena. Es la unión de la que habla el yoga. Y en este sentido, todas las prácticas nos permiten concientizarnos de que somos un cuerpo, una mente y un conjunto de emociones que está en constante cambio y transformación.

Namáste

Daniel Mesino (Dan Sam) es maestro e instructor de yoga además de ser editor de libros. Su twitter es @omyogahoy

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