La Gastritis es un dolor de estómago que puede venir acompañado de nausea, vomito y diarrea ocasional. Esto sucede cuando la pared del estómago se irrita. Comer muchos alimentos irritantes, tomar bebidas alcohólicas en exceso, el clima muy caliente, un estilo de vida muy agitado, emociones como el enojo o el perfeccionismo, fumar, dejar de comer o comer alimentos chatarra son algunas de las causas que pueden ocasionar la gastritis.
Para contrarrestar la gastritis, puedes seguir las siguientes recomendaciones ayurvédicas y practicar las siguientes posturas de yoga.
Alimentación recomendada.
- Prefiere los alimentos frescos y enteros.
- Trata de evitar comprar comida enlatada o empaquetada.
- Incluye en tu dieta frutas frescas, verduras, granos, nueces, ciruelas, pasas, higos y dátiles.
- Bebe agua de coco o agua de pepino.
Remedios ayurvédicos.
Consume 2 cucharaditas de jugo de sábila en ayunas o 2 cucharaditas de la carne de la sábila fresca.
Incluye en tu dieta diaria una manzana rayada y cruda.
Para reducir el dolor proporcionado por la gastritis, consume papaya.
El estilo de vida
Llevar un estilo de vida estresado es una de las causas que también pueden producir gastritis y también el no comer a tus horas o comer rápidamente sin disfrutar los alimentos. Date tiempo para comer con calma en un lugar tranquilo en donde puedas realmente disfrutar de tus alimentos; procura llevar un estilo de vida tranquilo y respira.
Posturas de yoga recomendadas para reducir la gastritis.
Respiración en boca de O.
Cada vez que tengas un ataque de dolor relacionado con la gastritis, es recomendable que practiques la siguiente respiración. Siéntate con la columna vertebral erguida. Relaja los hombros y las caderas. Pon la boca en forma de O. Inhala a través de la boca. Cierra la boca y sostén el aire dentro por 2 segundos. Exhala por la nariz muy lentamente. Repite 10 veces más.
Shalabasana
Recuéstate sobre el estómago. Gira la cabeza hacia un lado. Permite que todo el peso del cuerpo y de los órganos internos caiga hacia el piso. Después de unas cuantas respiraciones, apoya la frente al piso y deja los brazos al costado del cuerpo con las palmas en el piso. Inhala y con la exhalación eleva las piernas, los brazos y el pecho fuera del piso. Como diría la maestra de yoga Bonnie Bainbridge, “empieza desde donde te encuentras el día de hoy y ten la intención de trabajar con la estructura interna, para que mueva la estructura externa.” Toma cinco respiraciones suaves. No restringas la respiración. Florece en la postura y al terminar sal de la postura despacio y descansa en la postura original. Observa los efectos de la postura.
Las posturas en donde el abdomen contacta con el piso tonifican el hígado, el estómago y el útero.
Ustrasana. Postura del camello.
Ponte sobre tus rodillas y permite que tus piernas se encuentren abiertas a lo ancho de la cadera. Rota ligera e internamente los muslos. Pon tus manos en las caderas con los dedos apuntando hacia abajo. Inhala, presiona con suavidad los empeines al piso y eleva el pecho al tiempo que mueves los omoplatos hacia las costillas. Extiende el cuello, pero sin forzarte. Si eres más flexible, apoya las manos en los talones con los dedos de las manos apuntando hacia los dedos de los pies. Lleva la cabeza hacia atrás sin presionar las vértebras cervicales. Permite que tu cabeza sea la continuación de tu columna vertebral y no la dejes colgada. No restringas la respiración. Quédate en la postura de 15 a 20 segundos. Sal de la postura usando los músculos de los glúteos y las piernas y descansa un momento.
Esta postura fortalece los músculos de la espalda, mejora la postura y estimula los órganos del abdomen y el cuello.
Matyasana. Postura del pescado. Variación.
Recuéstate sobre la espalda con las rodillas dobladas. Mantén los brazos cerca del cuerpo. Inhala y presiona los antebrazos al piso y eleva el pecho. No dejes que el cuello cuelgue. Mantén una línea recta del coxis a la cabeza para que no lastimar las vértebras cervicales. Ahora estira las piernas y mantenlas juntas con los pies apuntando al frente. Respira con suavidad. Expande el corazón. Distribuye el peso del cuerpo de tal modo que te encuentres cómodo en la postura. Observa que parte del cuerpo esta recibiendo el peso y cual la ligereza.
Esta postura es refrescante para el sistema nervioso y ayuda a reducir el calor de los órganos digestivos.