Después de tomar una clase de yoga uno se siente muy bien y muy relajado. Esto se debe a que se movieron diversos fluidos alrededor del cuerpo. La sangre incrementa la circulación en las venas y arterias y la linfa fluye en los espacios alrededor de las células. Ambos fluidos se limpian de los desechos metabólicos y se llenan de oxígeno y nutrientes. El yoga también ayuda a que circule otro líquido muy importante y del cual hablaremos ahora, el líquido sinovial dentro de las articulaciones.
La articulación consiste entre otros de cartílago, que es la cubierta blanca que tienen los huesos en sus terminaciones y de liquido sinovial; resbaladizo y llena la mayoría del espacio en las articulaciones del cuerpo. Este liquido permite que dos o más huesos se muevan deslizándose sin que haya fricción. El liquido sinovial llena el espacio entre las superficies de los cartílagos y facilita el movimiento suave y sin dolor entre los huesos. El líquido sinovial tiene consistencia ligeramente viscosa y es muy importante porque lleva nutrientes y oxígeno al cartílago, que, a diferencia de otros tejidos en el cuerpo, no tiene abasto propio de sangre. Cualquier movimiento articular ayuda a que el liquido sinovial circule, y repitiendo lo anterior, llevará nutrientes al cartílago. La practica de posturas de yoga ayudará siempre a mantener los cartílagos sanos.
En la articulación también tenemos los ligamentos que unen hueso con hueso y los tendones que unen el músculo con el hueso. Esta capsula articular se encuentra recubierta por la membrana sinovial que se encarga de fabricar el líquido sinovial.
La buena noticia es que podemos estar tranquilos porque nunca se va a acabar la producción del líquido sinovial. De hecho, el problema radica cuando ocurre un aumento en la cantidad de liquido sinovial, ya que se denomina esto como un proceso inflamatorio de la articulación y puede llegar a doler o a hincharse.
Si ya tienes una articulación dañada lo mejor es el reposo y dejarla descansar para que el liquido se reabsorba. No quiere decir que no muevas la articulación para nada (salvo indicación médica), movimientos muy suaves y sin esfuerzo pueden ayudar a circular sangre a los tejidos dañados en la articulación mientras promueves una práctica consciente de yoga en donde le des movimiento a otras zonas del cuerpo.
Para evitar dañar las articulaciones hay que poner atención en cualquier dolor en o alrededor de la articulación. Si se sobre-extienden los tendones o ligamentos se puede hacer que una articulación quede “hipermóvil” y si se fuerza el doblez en la articulación muchas veces se puede provocar una artritis promoviendo el roce de cartílago con cartílago.
En cualquier deporte que se practique, no se vale la expresión de “No pain, no gain” (no dolor, no ganancia) sobre todo si se tiene una lesión en las articulaciones. Por eso si tienes alguna lesión o te lastimas constantemente, es importante que acudas con un buen médico ortopedista para que determine tu situación.
Cuando uno está lastimado, lo mejor es practicar Iyengar Yoga con un maestro certificado. Ellos están entrenados para enseñarte a alinear correctamente el cuerpo y para enseñar a mover las articulaciones en su movimiento anatómico natural para que no forzarlas y al mismo tiempo ayudarán a corregir los desequilibrios en la postura.
Para ayudar a mantener articulaciones sanas se presentan a continuación 3 ejemplos de posturas de yoga que pueden ayudar a las muñecas, las rodillas y los tobillos respectivamente.
- Paschima Namaskarasana.- Empieza en Tadasana (postura de la montaña) y lleva los brazos al frente como si fueras a hacer una brazada de pecho y dando la brazada lleva los brazos hacia atrás, toca las yemas de los dedos de ambas manos y luego voltea rápidamente las manos atrás en tu espalda de forma que queden los dedos de las manos apuntando hacia arriba en forma de rezo presionando la columna torácica hacia el frente, trabaja en la postura llevando los codos hacia atrás y presionando las muñecas una contra la otra. Para salir, lleva los dedos hacia abajo y alarga las muñecas, evita hacer círculos con las muñecas.
- Virasana.- Empieza hincado en tu tapete con rodillas juntas y los pies apuntando hacia atrás sobre empeines, más abiertos que el ancho de tu cadera. Coloca un bloque debajo de tus glúteos y siéntate liberando el músculo de las pantorrillas con ayuda de las manos. Verifica que los talones apunten hacia arriba. Las rodillas no deben doler, en caso de dolor eleva la altura de los glúteos. En caso de que sientas muy fácil la postura quita el bloque debajo de los glúteos. Sal de la postura hincándote en cuatro puntos y estirando cada pierna hacia atrás.
- Prasarita padottanasana (preparación).- Empieza con piernas abiertas y con los pies al frente y los dedos gordos hacia adentro, formando un triángulo equilátero entre las piernas y el tapete. Eleva los arcos internos de los pies y presiona el contorno externo de los mismos hacia el piso, toma la pelvis con tus manos y mantenla perpendicular al piso, mete el cóccix, eleva los muslos hacia las ingles y dóblate hacia el frente manteniendo la columna recta, coloca las manos debajo de tus hombros y mira hacia delante. Continúa trabajando los tobillos. Para salir, mantén los muslos elevados y las piernas fuertes, cierra el compás un poco y eleva las manos llevándolas a la cadera, proyectando los codos al techo y regresando a la postura de la montaña.