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Yoga para tu belleza

El concepto de belleza definido desde la perspectiva Occidental es absolutamente demandante. Muchas veces se sostiene más por la belleza exterior, que por la belleza interior. Ser bella físicamente, es mucho más fácil cuando tienes 16 o 20, que cuando tienes más de 30. Entonces nuestro metabolismo cambia, no podemos comer todo lo que queramos o dejar de “movernos” porque inmediatamente se refleja en el aumento de peso o de talla; nuestra piel no se ve como la de un bebé y las desveladas se notan mucho más al otro día. Y es aquí cuando vale la pena hacer una pausa y repensar en el concepto de belleza. Estoy segura de que todas queremos lucir bien físicamente, pero a la larga, es mucho más importante saber ser bellas y aceptar el paso del tiempo con gracia; es mucho más relevante el poder cultivar una belleza que se refleje del interior al exterior y que se perciba a través de nuestra mirada, de nuestros gestos, de nuestras relaciones, en nuestra vida. Te invito a practicar la siguiente secuencia de posturas que te permitirán conectar con tu esencia, con lo divino en ti.

Intro

La práctica regular de yoga no sólo va a ayudar en el desarrollo de la verdadera belleza, la interior, la paz espiritual, si no también y como consecuencia en la belleza exterior, la física. Está comprobado que la práctica de asanas eleva considerablemente tu estado de ánimo, ya que puede reducir en gran medida los niveles de estrés, sobre todo cuando se hace junto con la práctica de Pranayama y meditación.

Pranayama es el arte de la respiración. Si complementas tu práctica regular de asanas junto con el pranayama y la meditación estimulas los órganos internos del cuerpo, mejoras tu postura y aprenderás a liberar tu mente cada vez más del desorden mental, innecesario.

Y si además complementas todo esto con una dieta adecuada preferiblemente vegetariana tendrás frutos a tu esfuerzo en menos tiempo del que crees.
¡Intentalo! Cultiva tu voluntad, la fuerza, la flexibilidad y el equilibrio en tu práctica y en tu vida. Al comenzar a abrir tu cuerpo, tu mente también se abrirá.

Aquí hay una propuesta de 2 ejercicios de Pranayama y 6 asanas como punto de partida para empezar el cambio positivo en tu vida:

1. Respiración Anuloma Viloma: Lleva tus dedos índice y medio de la mano derecha hacia tu palma, cierra la fosa nasal derecha con el pulgar e inhala, cierra la fosa nasal izquierda con el anular y el meñique, exhala por la derecha. Inhala por la derecha, cierra la derecha con el pulgar, exhala por la izquierda. Tip: Continúa por lo menos 10 minutos.

2. Kapalabhati: Respira a través de la nariz metiendo el abdomen dentro durante la exhalación, empujando el diafragma y sacándolo, en la inhalación. Es un movimiento muy fuerte y rápido, como 3 veces por segundo. Házla intercalada con respiración lenta por cada 5 minutos, lapsos de 30 segundos. Tip: La inhalación y la exhalación deben durar lo mismo.

3. Tadasana: De pie con tus pies separados a lo ancho de tus caderas, activa los músculos de tus piernas y tu abdomen, estira tus brazos con las palmas viendo hacia ti, ten la intención de elevar tu pecho hacia adelante y tu coronilla al cielo. Mantén la postura 10 respiraciones. Tip: Distribuye bien tu peso en toda la planta de tus pies.

4. Uttanasana: Párate con los pies separados al ancho de tus caderas, inhala, estira los brazos hacia arriba y exhala doblando tu torso hacia delante desde la cadera, no desde la espalda, alarga el torso frontal a medida que vas bajando. Cruza los antebrazos, tómate de los codos. Sosten 8 respiraciones. Tip: Flexiona las rodillas para profundizar.

5. Pavanamuktasana: Comienza acostado bocarriba, piernas juntas. Inhala, lleva la pierna derecha extendida a 90°, flexiona la rodilla hacia el pecho, abrázala. Exhala, lleva la frente a la rodilla, sosten. Al volver apoya la cabeza al piso, estira la pierna y bájala lentamente. Repite con la otra pierna y luego con las dos piernas. Tip: Relaja el cuello.

6.  Ustrasana o camello: Arrodíllate con las rodillas separadas al ancho de las caderas, coloca las manos en la cintura y arquea lentamente tu espalda hacia atrás lo más que puedas, tome tus tobillos con las manos y empuja el abdomen hacia adelante. Tip: Si te cuesta mucho trabajo llegar a tus tobillos apoya los metatarsos del pie y será más fácil.

7. Halasana: Acuéstate boca arriba, levanta las piernas verticalmente, acerca los muslos hacia el abdomen, flexiona rodillas hacia tu rostro 5 respiraciones, si puedes estira las piernas, las puntas de tus pies al suelo, extiende brazos atrás, si puedes entrelaza dedos 5 respiraciones más. Tip: Pon mantas bajo tus hombros para liberar el cuello.

8. Sarvangasana: Realiza los pasos para llegar a la postura anterior Halasana, coloca las manos en la espalda apoyando bien los dedos  y junta los codos lo más que puedas, sube lentamente las piernas a la vertical, manténte ahí si tu práctica es avanzada o flexiona las rodillas y apoya los pies en la pared. Tip: Pon mantas como en Halasana.

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