La palabra yoga viene de la raíz Yuk que significa unión. Unión entre mente cuerpo y Espíritu usando como el hilván de ésta unión a la respiración. Entendemos que la prácitica constante del yoga trae beneficios como la iluminación o el encontrar la chispa Divina. Tenemos que buscar el camino para poder unir nuestra mente, cuerpo y espíritu y para ese camino existe un mapa trazado en el libro de los Yoga Sutras.
Cada vez más personas estudian los yoga sutras de Patanjali, éste último, autor de 96 aforismos, plasmados en cuatro capítulos que sientan las bases para poder practicar y entender el yoga correctamente. Cabe mencionar que éste libro fue escrito por Patanjali hace más de 2 mil 500 años y sigue tan actual como si fuera escrito ayer. ¿Qué quiere decir esto? Que el ser humano tiene y tendrá las mismas características que lo definen y lo han definido a través de los siglos. Sus sufrimientos son los mismos, sus deseos le hacen daño y su mente se encuentra errática en pensamientos incorrectos.
Patanjali habla de que en la mente humana siempre existe una dualidad, por ejemplo en una persona común, decidir si hacer el bien o el mal; o por ejemplo estar continuamente recordando el pasado y pensando en el futuro, a éste tipo de dualidades son a las que se refiere Patanjali en su libro. Las palabras iniciales de Patañjali hablan sobre la necesidad de un disciplinado código de conducta para educarnos en el equilibrio y la paz espirituales en toda circunstancia.
Patanjali define al yoga: —Yogah Citta Vritti Nirodahah— El yoga es el cese de movimientos en la consciencia. Es el arte de estudiar el comportamiento de la consciencia y ofrece los medios para comprender el funcionamiento de la mente y a ayuda a serenar sus movimientos, conduciéndonos hacia un imperturbable estado de silencio, que mora en la sede de la consciencia. Yoga es la restricción de citta, que significa consciencia. El término citta no debe entenderse sólo como mente. Citta tiene tres componentes: mente (manas), inteligencia (buddhi) y ego (ahamkara) que se combinan formando un solo compuesto. El yoga es pues, el arte y la ciencia de la disciplina mental a través de la cual se cultiva y madura la mente.
Para poder empezar el camino del yoga y de la unión hay que entender y practicar los 8 petalos de la flor de loto, suponiendo que esta flor es el yoga.
1.Yamas.- Ahimsa (inofensividad, no violencia), satya (real, genuino, honesto, virtuoso, veraz), asteya (no robar, no apropiación indebida), brahmacharya (continencia, castidad, estudiando religioso), aparigraha (sin posesiones, sin pertenencias, no aceptación de dones). En resumen, la no violencia, la abstención de robar, la continencia y la ausencia de codicia por posesiones más allá de nuestras necesidades, son los cinco pilares de yama.
2. Niyamas.- Saucha (limpieza, pureza), santosha (contentamiento), tapah (fervor religioso, un deseo ardiente), svadhyaya (estudio que conduce al conocimiento del sí mismo), Isvara pranidhanani (sumisión a Dios). En resumen, la limpieza, el contentamiento, el celo religioso, el estudio de sí-mismo y la entrega a Dios son los niyamas.
3. Asanas.- Sthira, sukham asanam. Los sutras II46-48 definen asana y los efectos de su práctica. Cuando se ejecuta un asana o postura de yoga debe realizarse con una sensación de firmeza, estabilidad y constancia en el cuerpo; buena disposición en la inteligencia de la cabeza y percepción consciente y deleite de la inteligencia del corazón.
4. Pranayama.- es el control del flujo respiratorio entrante y saliente junto con la retención, y como consecuencia se estabiliza la energía y la consciencia. Patañjali por primera vez muestra claramente un escalón en el ascenso de la escala del yoga y previene al alumno para que practique pranayama sólo tras haber alcanzado la perfección en asana. El pranayama aparta el velo que cubre la luza del conocimiento y anuncia el principio de la sabiduría.
5. Pratyahara.- Es el retirar los sentidos, la mente y la consciencia del contacto con los objetos externos para luego interiorizarlos y dirigirlos hacia el Alma. Es el control absoluto de los órganos de los sentidos.
6. Dharana.- Una vez que surge la nueva luz de conocimiento a través de la práctica de pranayama, la mente está lista y dispuesta para continuar avanzando hacia la realización del alma. El practicante de yoga ha luchado inicialmente para cultivar una forma de vida yóguica mediante la autodisciplina y el estudio y descubre ahora que sus esfuerzos e han transformado en un celo natural que le permite contiunuar su camino.
7. Dhyana.- Es un flujo regular y continuo de atención dirigido hacia el mismo punto o región. El tiempo cronológico y psicológico se detienen y la mente observa su propio comportamiento. La intensidad de la atención en el campo de la consciencia no se altera ni flutúa permaneciendo tan estable, llana y constante como si fuese aceite vertido desde una tinaja. El enfásis radica en el mantenimiento de una observación contemplativa regular y profunda.
8. Samadhi.- Cuando el objeto de meditación absorbe al meditador apareciendo como el sujeto, se pierde la consciencia de uno mismo. Eso es samahdi. Cuando el objeto de contemplación brilla sin la intervención de nuestra propia consciencia, dhyana fluye tornándose en samahdi. Cuando un músico se pierde y absorbe totalmente en su música o un inventor realiza sus descubrimientos carente de ego o un pintor se trasciende a si mismo con el color, el matiz y el pincel, están vislumbrando samadhi. Asi sucede con el yogui, cuando su objeto de contemplación se convierte en él mismo, vacío de si mismo, experimenta samadhi.
Esto es sólo un inicio de cómo el yoga permite conocer al practicante celoso y que con gran esfuerzo logra conocer la unión con su cuerpo, su mente y su Espíritu.
* Algunos fragmentos y frases tomadas de Los Yoga Sutras de Patañjali interpretados por BKS Iyengar
Fernanda Domínguez, Maestra certificada en Iyengar Yoga
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